Las lluvias torrenciales están provocando numerosos destrozos en el este de España y este fenómeno se achaca al popularmente conocido como ‘gota fría’. Este término se asocia normalmente con las lluvias torrenciales que se producen normalmente cada año en otoño en el Mediterráneo y son muy temidas por sus habitantes por su fuerza y virulencia.
Esta semana ha comenzado con precipitaciones intensas y así se va a mantener hasta el próximo domingo. La portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Ana Casals, destaca que la inestabilidad acompañará a la península toda la semana “y probablemente la que viene también”.
El director de Sirimiri Consulting, Eduardo Román, explica a este periódico “los culpables de estas lluvias torrenciales y cielos negros”. Una borrasca se ha formado en el Mediterráneo que acompañada de “aire frío en las capas altas de la atmósfera que al mezclarse con una masa de aire cálido y húmedo en la superficie desencadena tormentas y precipitaciones muy fuertes.
A esta situación ayuda también el calor al que en estos momentos está sometido el mar.
La riada que sufrió Valencia en octubre de 1957 es considerada por muchos lugareños como la mayor inundación de la historia reciente. La crecida del Turia acabó provocando un manto de aguas descontroladas por la ciudad, que arrancaron puentes y dejaron sin casa a miles de familias. 81 personas perdieron la vida en este desastre. Fue el 14 de octubre de 1957, por culpa de una gota fría.
La última gota fría con lluvias «importantes» en la provincia de Alicante fue la que se registró en 2007 en la Marina Alta.
El responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA), Jorge Olcina recuerda que a pesar de que el agua es muy necesaria en estos momentos, ante una situación de gota fría «el problema es que los cultivos no pueden absorber tanta lluvia y pueden aparecer problemas de plagas por exceso de humedad, por ejemplo en los cítricos o en la uva de mesa».