Toda la vida con la famosa cantinela de que hay que dormir 8 horas y ahora va a resultar que no es cierto. Para despertarte con una sensación de descanso plena lo ideal es atender a los ciclos del sueño, grandes desconocidos del hombre, y concretamente dormir 8 horas es contraproducente para nuestro descanso.
Un ciclo de sueño completo dura aproximadamente 90 minutos, y a lo largo de una buena noche finalizaríamos 5, lo que echando cálculos nos daría un total de 7 horas y media; sin embargo, muchas noches alcanzar esa cifra resulta utópico y si quieres levantarte fresco te toca sacar múltiplos de 90. Tras dormir 6 horas o incluso 4 horas y media puedes amanecer del todo despejado, pues habrías completado 4 y 3 ciclos, respectivamente, sin interrumpir ninguno.
Cada ciclo del sueño está compuesto por cinco etapas: 1, 2, 3, 4 y fase REM, de aproximadamente veinte minutos las cuatro primeras, y de diez la última. Las etapas 1 y 2 corresponderían a un sueño ligero, liviano, por lo que si despertáramos en este momento las consecuencias no serían tan malas como si lo hiciéramos durante la tercera o cuarta etapa, ya que estaríamos en sueño profundo.
Así pues, dormir 10 horas no hará que te despiertes más descansado que durmiendo 6. Además si puedes probar a acostarte un día sin estar pendiente de ningún tipo de alarma comprobarás que, de forma natural, te despiertas tras un múltiplo de 90 minutos, aproximadamente.
Si lo que te interesa saber es cuánto debería durar una siesta reparadora según este sistema la respuesta es entre 20-30 minutos, ya que si la alargáramos más entraríamos en las etapas de sueño profundo que, de interrumpirlas, nos haría despertar más cansados y torpes. Eso sí, como siempre lo ideal es completar un ciclo, así que si tienes la suerte de poder echarte una siesta de una hora y media ¡adelante!
- Fase I: es la fase de sueño ligero, en la que las personas todavía son capaces de percibir la mayoría de los estímulos (auditivos y táctiles). El sueño en fase I es poco o nada reparador.
- Fase II: en esta fase el sistema nervioso bloquea las vías de acceso de la información sensorial, lo que origina una desconexión del entorno y facilita, por tanto, la actividad de dormir. El sueño de fase II es parcialmente reparador, por lo que no es suficiente para que el descanso sea considerado completo. Esta fase ocupa alrededor del 50% del tiempo de sueño en el adulto.
- Fase III: es un sueño más profundo, donde el bloqueo sensorial se intensifica. Si el individuo despierta durante esta fase, se siente confuso y desorientado.
- Fase IV: es la fase de mayor profundidad del sueño, en la que la actividad cerebral es más lenta. Al igual que la fase III, es esencial para la recuperación física y, especialmente, psíquica, del organismo (déficits de fase III y IV causan somnolencia diurna). Es importante señalar que en esta fase es en la que se manifiestan alteraciones como el sonambulismo o los terrores nocturnos.
- Fase REM: En esta fase se presentan los sueños, en forma de narración, con un hilo argumental aunque sea absurdo. La actividad eléctrica cerebral de esta fase es rápida. El tono muscular nulo (atonía muscular o parálisis), impide que la persona dormida materialice sus alucinaciones oníricas y pueda hacerse daño. Las alteraciones más típicas de esta fase son las pesadillas, el sueño REM sin atonía y la parálisis del sueño.