Aún hoy, el colectivo homosexual es uno de los más afectados por el maltrato y la discriminación a lo largo y ancho del globo. Incluso en España, las agresiones homófobas se suceden, atentando casi de manera sistemática los derechos LGTB. El heteropatriarcado es señalado con frecuencia como el culpable de los ataques al colectivo pero ¿y la homofobia entre homosexuales? ¿Existe un rechazo interiorizado entre los mismos miembros de la comunidad LGTB?
Un estudio de Cal Strode señala que un 37% de los gays que se definen a sí mismos como “gays sin pluma” consideran que los más amanerados dan una mala imagen de los homosexuales, y un 35% dice sentirse más identificado con la comunidad heterosexual que con la comunidad gay.
La “plumafobia” es uno de los grandes males que acecha entre los gays, así como el discurso de que el Orgullo Gay no les representa. Esto se traduce en un tipo de discriminación interna del colectivo homosexual que rechaza a los hombres más afeminados, así como aquellas lesbianas con look masculino.
Este tipo de homofobia suele darse en gays cuyo proceso de aceptación de su homosexualidad ha sido de largo recorrido y aún se encuentra incompleto. Se les identifica por mostrar un paradójico rechazo hacia los homosexuales y evitar mostrarse en público con sus parejas, ya que no quiere dar muestras de su orientación sexual y no pueden comportarse con la misma naturalidad que sus compañeros heterosexuales.
“La homofobia interiorizada se manifiesta en sentimientos de vergüenza y culpa así como en una respuesta de ansiedad ante situaciones en las que la persona deba manifestar directa o indirectamente su homosexualidad”, explica el psicólogo Gabriel J. Martín. Asimismo, destaca que “creer que ser homosexual es una anomalía no es muy diferente de creer que los reyes magos existen”, por lo que no cabe lugar para la homofobia en cualquiera de sus vertientes.
España, desde la aprobación de la ley del matrimonio igualitario en 2005, se ha situado a la cabeza de los países más tolerantes con la homosexualidad; sin embargo, esto representa tan solo la punta del iceberg de una cuestión que aún exige un esfuerzo por parte de todos tanto en materia educativa como social. Los delitos de odio hacia el colectivo homosexual en España descendieron un 67% en 2015, no obstante, el año pasado se registraron en nuestro país 169 ataques homófobos.