Hoy existen en el mundo 28 macrociudades con más de 10 millones de habitantes. Para el año 2050 se espera que el 60 por ciento de la población mundial viva en macrociudades con decenas de millones de habitantes… y sus vehículos.
Pero, ¿cómo serán nuestros coches dentro de 10 o 15 años? Según las innovaciones que los propios fabricantes (y otras industrias ajenas, como Google o Apple) tienen en marcha, el futuro inmediato del automóvil se dirige hacia cuatro puntos principalmente: la conducción autónoma, la conectividad, la electricidad y el diseño inteligente.
Ya estamos viendo coches capaces de ‘hablar’ con la nube y muy pronto veremos coches interconectados entre sí o con otros sistemas (tecnología Car-to-X), de forma que podrán detectar accidentes o las malas condiciones de la vía incluso a través de la niebla.
El objetivo es una conducción más segura. Ahora el error humano está presente en el 90 por ciento de los accidentes. Además, se persigue un tráfico más fluido y descongestionado.
La consultora KPMG estima que la reducción de mortalidad en carretera será tan evidente que las leyes no tendrán más remedio que adaptarse antes de 2030.
Los coches eléctricos y el hidrógeno
En 2030, el 50 por ciento de los coches vendidos serán eléctricos. Una cifra que dista y mucho de la actual, un 10 por ciento.
Hoy la autonomía de los motores eléctricos es reducida para viajes largos y las baterías capaces de aguantar 500 o 600 kilómetros son pesadas, caras y su recarga exige mucho tiempo. Opel planea lanzar un coche este año, Ampera-e, que promete una autonomía de 500 kilómetros. ¿Será el primer coche eléctrico para viajes largos?
Sino siempre quedarán los vehículos impulsados por hidrógeno. ¿Cómo? Transformado en electricidad a través de una pila de combustible (fuel cell). Un motor que sólo expulsará vapor de agua a la atmósfera.