La Navidad ha llegado a su fin y toca despedirse del turrón y las luces, pero también de las vacaciones. Adaptarse de nuevo a la rutina tras pasar algunos días fuera del trabajo puede convertirse en misión imposible, generando un estrés que, en muchos casos, termina pasando factura.
Los expertos de Ava, compañía médica suiza creadora de la primera pulsera para mujeres que quieren controlar su ciclo y conocer mejor su cuerpo, recuerdan que es necesario prestar atención a las señales que el propio organismo envía. “Es posible estar estresada fisiológicamente y no darte cuenta de ello”, aclaran. Así, es importante saber interpretar los cambios que el cuerpo experimenta para evitar las consecuencias más habituales de este estado, como la ansiedad, el insomnio o la ingesta excesiva de alimentos. Desde Ava, explican los cambios más frecuentes que sufre el cuerpo debido al estrés:
- Frecuencia del pulso en reposo. La frecuencia media del pulso en reposo suele variar entre 40 y 80 latidos por minuto. Ese parámetro puede verse afectado si, por ejemplo, practicas mucho ejercicio. Por su parte, el estrés puede provocar aumentos temporales, siendo uno de los principales indicadores de que estamos viviendo un periodo estresante.
- Ratio de la variabilidad de la frecuencia cardiaca. Teniendo en cuenta el punto anterior, una ratio mayor de la variabilidad de la frecuencia cardiaca indica un estrés más elevado, mientras que uno menor indica un nivel de estrés más bajo. De este modo, puede ser útil vincular la ratio de tu VFC a los posibles factores estresantes de tu vida.
- Calidad del sueño. Los típicos ciclos de sueño en adultos son en un 50-65 por ciento sueño ligero y en un 35-50 por ciento sueño profundo + REM. En tiempos de estrés, esos porcentajes pueden verse alterados, viéndose reducidas todavía más las horas de sueño profundo.
- Cambios de humor. No es ninguna novedad que, por lo general, el humor empeora en momentos de tensión, algo que puede afectar de forma directa a las relaciones personales e, incluso, a las laborales. Por ello, es conveniente prestar atención a los cambios de carácter e intentar trabajar la inteligencia emocional.