Antonio Bonillo, director técnico del Consorcio de Bomberos de la Región de Murcia, recuerda que Lorca llegó a estar «apuntalada masivamente» como consecuencia de los terremotos. Bonillo revela que en los tres primeros días se trabajó sobre 200 edificios.
El técnico continúa explicando que la estampa de esta localidad ha cambiado, ya que «acostumbrados a ver un espacio donde todo estaba lleno de edificios, ahora mismo ves parcelas, lo que crea un espacio de desequilibrio visual».
«El barrio de La Viña estaba apuntalado en un 85%, la avenida Juan Carlos I en el 50% de los edificios y en calle Fuerzas Armadas y barrio de San Cristóbal entre un 40 y un 50%», ha explicado.
Y es que, ha comentado, «la acción del terremoto fue muy general pero a la misma vez muy localizado, en una línea recta que cruza de norte a sur y se ensancha en La Viña«. «Es como si fuese un latigazo, donde la cola viene a ser La Viña», ha apostillado.
Bonillo advierte que la catástrofe podría haber sido mayor de haber ocurrido de madrugada, cuando todo el mundo está durmiendo. En su opinión, «hubiese acentuado mucho más el riesgo hacia las personas, ya que hasta para el terremoto hay que tener suerte».
Igualmente, señala que la normativa sísmica «ha existido siempre», como lo prueba el hecho de que Lorca «podía tener del orden de 12.000 edificios y sólo uno cayó como consecuencia de los seísmos».
Una intuición
Fue sobre las 17.15 horas de aquel fatídico 11 de mayo cuando este bombero, natural de Lorca, sintió el primer temblor cuando estaba en casa con su mujer. En ese momento, se dirigió a Murcia para coger su equipo y vehículo y volvió a Lorca, no logrando contactar con su mujer hasta las 22.00 horas.
Desde el primer instante en que sintió el temblor, asegura que tuvo una intuición, ya que vio desde su vivienda como se venía abajo el campanario del convento de la Virgen de las Huertas.
«Cuando lo vi, me dije que esto no era normal y que el temblor se había salido un poco fuera de un movimiento sísmico», indica Bonillo, quien ha ensalzado la labor del Cuerpo de Bomberos, ya que «nadie quería irse a casa a descansar y los primeros consintieron hacer el relevo tras más de un día y medio seguido trabajando«.
Una plantilla que puede decirse que dio más del cien por cien en aquella situación, ya que si a los 50 minutos de la llamada de activación se encontraban trabajando en Lorca 65 efectivos y una media de 25 vehículos, a las diez de la noche la cifra ascendía hasta los 98 bomberos y 32 vehículos.
Se llegó a la cifra máxima de 138 bomberos en el segundo día, ya que se incorporaron de diversos puntos del mapa regional, así como de los consorcios de Valencia, Alicante, Almería Poniente, Almería Levante, Baza y Guadix.
Desde sacar personas que se encontraban atrapadas en sus casas o en ascensores hasta apuntalar edificios y retirar obstáculos de la calzada. Ésta fue la labor de prevención y actuación que desarrolló el Cuerpo de Bomberos, desde donde se manifiesta que se ha aprendido mucho de este terremoto.
Según relata Bonillo, «antes podíamos pensar que esto pasaba, que ocurría única y exclusivamente en América Central, pero también sucede en Europa».
Para concluir, no duda en afirmar que Lorca «será lo que era, incluso mejor, porque todos los ciudadanos se levantarán de este mazazo«. «El tiempo lo cura todo y eso es lo que hace falta, tiempo para que la parte mental del lorquino se levante y mediante ayudas que todo el mundo espera, se reconstruya, como realmente le corresponde y se merece», desea.
Un plan de reactivación que implique a administración y sociedad
Esto es lo que necesita Lorca, según el Colegio de Economistas, porque, como resalta su delegado, la ciudad ha dejado de ser destino de compras de los pueblos limítrofes. Así, Juan Jódar, destaca la necesidad de que la Ciudad del Sol cuente con un plan de reactivación que implique a la administración y a la sociedad.
Los daños materiales del terremoto afectaron principalmente al tejido comercial, ubicado dentro del casco urbano, epicentro del terremoto, mientras que las empresas ubicadas en polígonos industriales y alrededores de la ciudad, no tuvieron grandes daños materiales.
Los daños materiales fácilmente cuantificables han sido indemnizados, en caso de que las empresas tuvieran contratado un seguro, por el consorcio de compensación de seguros, pero los menos afortunados, subraya Jódar, «aun esperan que las ayudas se cuantifiquen y lleguen a su destino».
Los negocios asegurados han podido realizar su plan de reconstrucción y rehabilitación dotados económicamente por la indemnización recibida, pero, lamenta el delegado de Lorca del Colegio de Economistas de la Región de Murcia, «los no asegurados aun esperan a saber cuánto les corresponde para ver si pueden llevar a cabo la reapertura de sus negocios».
Lorca, no es un polo industrial, «pero sí un gran centro comercial y de servicios, de hecho históricamente ha sido la ciudad de compras para los pueblos limítrofes», pues la comarca del Guadalentín y los pueblos de Los Vélez, realizaban sus compras en la ciudad de Lorca.
Está todo por hacer
Ahora, un año después del terremoto, «las dificultades de acceso a la ciudad, la incertidumbre y el cierre continuado de algunos comercios hacen que Lorca ya no sea tan atractiva como ciudad de compras», manifiesta Jódar.
Esta reducción del número de visitantes, unido al gran número de lorquinos que aún viven fuera de la ciudad, a la espera de la reconstrucción de sus viviendas, han disminuido considerablemente el número de clientes potenciales de los comercios de la ciudad, obligando a muchos empresarios a reajustar la dimensión de su negocio.
«Las ayudas económicas para la reconstrucción son el urgentísimo mecanismo inicial, que las administraciones están obligadas a poner en marcha, después de un año, pero una vez contenida la hemorragia hay que curar, y Lorca necesita su plan de reactivación que implique a todos, administración y sociedad civil», ha insistido Jódar.
Como todo plan, concluye, «este precisa de objetivos, recursos y plazos; aunque el objetivo fuese solo recuperar la ciudad y su pulso económico, está todo por hacer, pero antes de nada, tiene que aprobarse un Plan».