“Eres un hijo de puta, puto pirata”. Así empezó el pasado sábado la jornada de trabajo de Francisco López (nombre ficticio), conductor de un VTC (vehículos con conductor) que trabaja para Cabify, diez horas al días, seis días a la semana. Terminó en el hospital.
Luis se encontraba aparcado con su coche en la céntrica plaza José María Soler deMadrid. Detrás de él se colocó un taxi impidiéndole salir. Los insultos no tardaron en llegar. “Los de siempre: cabrón, ilegal, pirata…”. Tampoco tardó en llegar otro taxi. El segundo se colocó por delante. “Se bajó del coche, era joven, con aspecto de culturista. Al grito de te vamos a matar comenzó la discusión”, relata Francisco a Teinteresa.es.
El taxi es un sector de cuasi monopolio al que las nuevas tecnologías le han traído un fuerte competidor: Cabify, la empresa española de alquiler de vehículos con conductor a través de una app.
Cuando el joven taxista se bajó de su vehículo, Francisco ya sabía que poco tenía que hacer. Vio la cara de odio del joven y luego su puño. Dos puñetazos en el costado le han dejado en casa desde entonces. Sin poder trabajar.
Los dos taxistas llamaron a la Policía Municipal. Francisco a la Nacional. “Primero llegaron los locales, preguntaron a los dos compañeros por qué me estaban bloqueando, que eso era un delito; ellos con la misma cantinela: que estaba de ilegal captando clientes. Era mentira”. Luego llegaron los nacionales y les pidieron los datos.
El conductor de Cabify acudió al hospital, “con la tensión por las nubes”, para que le hicieran un parte de lesiones antes de denunciar. Dos fuertes contusiones en el costado izquierdo y baja de momento. De ahí, derecho a la comisaría de Pío XII.
Se trata de la primera vez que le agreden físicamente. Cuenta a teinteresa.es que está acostumbrado a los insultos, a los pitos, a que le intenten sacar del carril e incluso de la carretera. Pero no a que le peguen.
Desde la Asociación Gremial de Auto Taxi niegan cualquier acusación por parte de los conductores de Cabify. “Cuando los taxistas llaman a la Policía es porque saben que hay algún conductor captando clientes o que no lleva la hoja de ruta”, dice uno de los portavoces.
Lo cierto es que, mientras los conductores de Cabify se agrupan por las noches para protegerse de los insultos y posibles agresiones de los taxistas, los taxistas se coordinan por el WhatsApp para detectar donde se encuentra algún Cabify aparcado para llamar a la Policía o acercarse a insultar.
La Policía Municipal recibe a diario llamadas de taxistas para denunciar supuestos usos fraudulentos de los VTC. Los agentes se acercan donde se encuentre el conductor y le solicita la hoja de ruta (documento que informa de la localización de salida y llegada del cliente de Cabify). En caso de que el vehículo está estacionado en un lugar de gran demanda, como puede ser la puerta del Estadio Santiago Bernabéu o a 100 metros de una estación de taxis, el conductor recibiría una multa de 601 euros.
Pero también han recibido las denuncias del sector de los vehículos con conductor. El general manager de Cabify Madrid y Valencia, Mariano Silveyra, explica que se han denunciado agresiones a conductores de sus vehículos. En este sentido, el portavoz de Cabify ha explicado que sus conductores deben estar protegidos ante amenazas o ataques como “pedradas”. También han rociado sus vehículos con ácido o elementos corrosivos.
Como le ha ocurrido a Francisco, quien no ha podido arreglar los rebordes de las ventanillas de su coche, corroídas del ácido que le tiraron los taxistas.
La lucha entre ambos sectores se acentúa estos días con motivo de la 36 edición de Feria ARCOmadrid 2017, donde Cabify es el vehículo oficial y a sus clientes se les aplicará un 15 por ciento de descuento de forma automática al finalizar el viaje.
La protesta que han planteado de forma «espontánea» un grupo de taxistas consiste en circular de forma lenta por las rotondas cercanas a Ifema, en un intento por obstaculizar el tráfico.
Cabify ya ha registrado una denuncia ante la Policía Nacional por la convocatoria del ‘boicot’ que preparan un grupo de taxistas para intentar bloquear las entradas a Ifema. Mientras, las asociaciones del sector del Taxi se desmarcan.