El Papa Benedicto XVI puso fin a su Pontificado de casi ocho años este jueves, a punto de cumplir 86 años. Pasadas las once de la mañana, el Papa comenzaba su último día como Pontífice recibiendo a sus cardenales en la Sala Clementina del Vaticano. Casi la mitad de los cardenales actuales han sido nombrados por él en estos últimos ocho años; y de la otra mitad, casi la mayoría le habrían votado en el cónclave en el que fue elegido.
El Santo Padre entró en la sala Clementina pasadas las 11:10 de la mañana. Ataviado con su habitual sotana blanca, el Papa recibió felicitaciones de todos «por el ejemplo que nos ha dado a los cardenales en estos ocho años de pontificado«. El cardenal decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, señaló que «con profundo amor siempre hemos tratado de acompañarle en su camino. Como los discípulos de Emaús, nuestro corazón ardía cuando caminábamos con vos en estos últimos años. Hoy, una vez más, queremos expresar todo nuestro agradecimientos. Y le recordamos una expresión típica de su tierra natal: «que Dios se lo pague».
El papa se sem mostró emocionado pero entero, y se levantó con ímpetu para saludar al cardenal Sodano y darle las gracias. Después, el Papa se dirigió a los cardenales: «Ha sido para mí una alegría caminar con vosotros estos años bajo la luz de la presencia del Señor«. Y, quizás siguiendo la estela de lo que ya les dijo en la Misa del Miércoles de Ceniza, les pidió que sean como una orquesta, que con sus diversidades, funciona en armonía.
Así, el Papa señaló: «Hemos de dar gracias al Señor que nos ha hecho crecer en la comunión y también pedirle que nos ayude a seguir creciendo con esta unidad profunda, de modo que el colegio de cardenales sea como una orquesta donde la diversidad de la Iglesia concluye con armonía«.
El Papa añadió además que «vuestra proximidad y vuestro consejo han sido para mí una gran ayuda en mi ministerio. En estos ocho años hemos vivido con fe momentos de luz radiante y momentos en los que alguna nube ha aparecido en el cielo«. Y el Santo Padre les ha querido dejar una reflexión sobre la Iglesia: «La iglesia no es una institución constituida sobre la mesa sino que es una realidad viva que vive a lo largo del tiempo y que interviene como cualquier ser vivo, transformándose, y su naturaleza sigue siendo la misma».
Benedicto XVI no ha dejado ahí sus consejos: «Esa ha sido nuestra experiencia en la plaza (en la última audiencia general), ver que la Iglesia es un cuerpo vivo que está animada por el Espíritu y vive de la fuerza de Dios. Está en el mundo pero no es del mundo. La Iglesia vive, crece y se asienta en las almas que como la Virgen María acoge la palabra de Dios y la concibe como obra del Espíritu Santo».
El papa recordó a los cardenales que «a través del misterio de la encarnación permanence siempre presente, Cristo sigue caminando a través de los tiempos. Y queremos unirnos en este misteruio, en la oración, especialmente en la Eucaristía cotidiana, así serviremos a la Iglesia y a la humanidad. Esa es nuestra alegría que nadie nos puede quitar».
«Deseo deciros que seguiré estando de cerca con la oración especialmente en los próximos días para que estéis especialemente iluminados por el Espíritu Santo en la elección del Papa. Entre vosotros está el futuro Papa al que desde hoy ya le prometo mi reverencia y obediencia incondicional«.
Después de sus palabras, el Santo Padre, en pie, saludó uno por uno a los cardenales que han estado presentes en la Sala Clementina. Y también a los responsables de los dicasterios y altas autoridades de la Curia Romana.
El portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, hizo posteriormente un repaso a lo que ha sucedido en la mañana en la Sala Clementina y ha destacado las palabras finales del Papa acerca de la obediencia que ya le ha prometido al nuevo Papa.
Lea aquí el discurso íntegro del Papa a los cardenales.
Así fue el último día de Benedicto XVI como Papa
11:00: El Papa se reunió en la Sala Clementina con los cardenales que están presentes en Roma; en este sentido, ayer, durante la Audiencia General, había 70 cardenales, de los 209 de los que se compone el Colegio Cardenalicio.
16:55: Benedicto XVI fue despedido en el Patio de San Dámaso, ante un piquete de la Guardia Suiza, por el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano y Camarlengo, y por otros miembros de este dicasterio.
17:00: El papa partió en helicópero, desde el helipuerto del Vaticano, hacia Castelgandolfo. Fue despedido en el Vaticano por el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio.
17:00: Último tuit del Papa. La cuenta @Pontifex quedará congelada hasta la llegada del nuevo Papa.
17:15: El Papa aterrizó en Castelgandolfo, donde fue recibido por el cardenal Giuseppe Bertello y por el obispo Giuseppe Sciacca, que son el presidente y secretario de la Gobernación del estado de la Ciudad del Vaticano. Asimismo, estuvo presente el obispo de la diócesis de Albano, monseñor Marcello semeraro y por las autoridades civiles de este país.
17:30: Benedicto XVI se asomó al balcón del palacio apostólico de Castelgandolfo para saludar a los fieles que acudieron a despedirle. Allí pronunció un emotivo adiós.
20:00: Comenzó la Sede Vacante, ya que es cuando concluye normalmente la jornada de trabajo del Papa. La escenificación visible fue el cierre del portón de acceso a Castelgandolfo y la retirada de la Guardia Suiza.
20:00: Clausura del apartamento pontificio del Papa Benedicto XVI en el Palacio del Vaticano.
Viernes, 1 de marzo: el cardenal Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, enviará formalmente la carta para el inicio de las Congregaciones generales de cardenales, que se iniciarán el próximo lunes 4 de marzo.
«No abandono la Cruz»
«No abandono la Cruz, sino que me mantengo de un modo nuevo en el Señor Crucificado, en el servicio de la oración permanezco», dijo Benedicto XVI este miércoles, en la última audiencia de su Pontificado, ante más de 150.000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro. También en su último Ángelus, subrayó que no abandonaba la Iglesia y que continuaría sirviéndola «con el mismo amor», añadiendo que el Señor le había llamado a dedicarse «aún más a la oración y a la meditación» pero de un modo más adecuado a su edad y a sus fuerzas. En la misma línea, en su último encuentro con el clero romano, confesó que se retiraba para rezar, puntualizando que estará cerca de los obispos y sacerdotes «y desaparecido para el mundo».
Benedicto XVI recibirá ahora el título de Papa Emérito o Romano Pontífice Emérito, vestirá con la sotana blanca simple y los zapatos marrón que le fueron regalados en su viaje a León (México). El anillo del Pescador será «anulado», es decir, rasgado con una raya o una cruz con el fin de que quede «inutilizable» y permanecerá en el Vaticano. El Vaticano cerrará la cuenta de Twitter @Pontifex, al menos hasta que se elija al nuevo Pontífice.
El pasado 11 de febrero, Benedicto XVI comunicó su decisión en latín ante el consistorio para la canonización de los mártires de Otranto. «Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se adecuan por más tiempo al ejercicio de mi Ministerio. Con total libertad declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005″, anunció en ese encuentro.
El Pontífice se acogía así al Código de Derecho Canónico al renunciar en libertad y adoptar su decisión con plena «lucidez» sin que exista, según el Vaticano, ninguna enfermedad en curso que haya influido en su decisión.
Benedicto XVI ya había explicado en el libro-entrevista »Luz del mundo que un Pontífice podía renunciar cuando considerara incapaz «física, mental y espiritualmente para desarrollar el encargo confiado». En aquel mismo libro también dejaba claro que la infabilidad del Papa, que para Joseph Ratzinger ya ha finalizado, sólo existe en determinadas condiciones.
«Simple, humilde y trabajador»
El cardenal Ratzinger, conocido como «guardián de la fe» por su condición de prefecto para esta Congregación, fue elegido como sucesor de Juan Pablo II el 19 de abril de 2005, cuando, según ha declarado él posteriormente, ya «esperaba retirarse pacíficamente».
Durante su primera aparición en el balcón de la Basílica de San Pedro como nuevo Pontífice, Benedicto XVI destacó la figura de su predecesor y se mostró sorprendido de que le hubieran elegido a él «un simple y humilde trabajador de la viña del Señor» como nuevo representante de Dios en la Tierra.
Como Papa, enfrentó problemas de la Iglesia, como los abusos sexuales y la reforma del Banco Vaticano. También aporto »modernidad» al inaugurar, el pasado mes de diciembre, su primera cuenta oficial en la red social Twitter, @Pontifex, con el objetivo de «dar mayor alcance al mensaje evangélico».
El anuncio de la renuncia se ha producido después de un año marcado por el denominado caso »Vatileaks», el escándalo de la filtración de documentos reservados, que ha concluido con la concesión de la gracia por parte de Benedicto XVI a su exmayordomo, Paolo Gabriele; en medio del Año de la Fe y ante un 2013 que girará en torno a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro (Brasil).
Aunque realizó 24 viajes al extranjero, entre ellos viajo tres veces a España, Benedicto XVI será recordado por su aportación intelectual, en especial, por sus tres encíclicas, y en especial por la publicada en 2009 bajo el título »Caritas in Veritate», en la que aborda los temas del desarrollo de los pueblos y de las desigualdades sociales en el marco del principio de la crisis económica.
A lo largo de su vida, también ha escrito numerosos libros aunque dos de sus obras más recordadas serán la trilogía sobre Jesús de Nazaret, en la que aportó datos destacados sobre la vida de Cristo, o el texto autobiográfico »Mi vida». A lo largo de su trayectoria, ha compaginado la escritura con la docencia, sobre todo en el ámbito de la filosofía y la teología.
Sorpresa y respeto
Líderes políticos y religiosos de todo el mundo destacaron la figura del Pontífice tras conocer la noticia, calificada de «sorprendente» por los obispos españoles, que afirmaron sentirse «afectados» y «como huérfanos», al mismo tiempo que mostraban su respeto por su voluntad y agradecían su «impagable» servicio.
Una vez concluyan las obras de rehabilitación, Benedicto XVI se trasladará a un antiguo monasterio de clausura en el Vaticano, acompañado por su secretario personal, el padre George Gaenswein, y la familia pontificia que ha estado atendiéndole durante su Pontificado, las cuatro laicas italianas consagradas de la comunidad »Memores Domini».
Esta renuncia no es un hecho insólito en la historia de la Iglesia Católica ya que es la última de una lista de al menos cinco Papas que, a lo largo de la milenaria historia de la institución, han tomado esta decisión por distintas causas. El sucesor que resulte elegido durante este mes de marzo será el 266 Papa de la Iglesia católica.