Amigos de la Tierra ha apelado a la responsabilidad histórica de los países ricos en la lucha contra el cambio climático y considera que India y China «no tienen la culpa» del «fracaso» de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático (COP-17) que este viernes o, si se prolonga, mañana sábado concluirá en Durban (Sudáfrica)
Así, la ONG asume que las perspectivas «son pesimistas» y valora que la UE lidere la «facción aparentemente más progresista», aunque critica que su posición «débil» podría llevar a un resultado «de mínimos e inaceptable» en la lucha para frenar el cambio climático.
Además, critica que los Veintisiete reclama progresos por parte de los países emergentes en vez de exigírselos a Estados Unidos o a la propia UE por su responsabilidad histórica.
En este sentido, expone que la UE propone un acuerdo «débil y sin garantías» de alcanzar un pacto de manera urgente, mientras que Estados Unidos propone «directamente liquidar» el sistema de negociación multilateral y «cualquier tipo de meta global», con lo que quedaría exento de cualquier obligación legal. Al mismo tiempo, subraya que Canadá ha rechazado ratificar un segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto. «Todos estos países han ocupado prácticamente la totalidad del espacio atmosférico disponible por las emisiones históricas de su proceso de industrialización y el excesivo consumo y despilfarro de los recursos naturales globales», lamenta la ONG.
«Esto es lo que llamamos el juego de las culpas. El mundo rico ha generado la crisis climática, y el mundo rico tiene que responsabilizarse de solucionarla. No vale culpar a los demás de la falta de avances», ha añadido el responsable de cambio climático y energía de Amigos de la Tierra, Alejandro González.
Además, González recuerda que China tiene emisiones per cápita «mucho» menores que las de los países occidentales; que India, con millones de personas en situación de pobreza, sufrirá las consecuencias; que Brasil debería permitir el cuidado del bosque más importante de la zona cálida de la tierra y encomendarle la tarea a las comunidades locales; mientras que Sudáfrica sufre de «pobreza energética y avaricia de las grandes corporaciones de la energía fósil y del Banco Mundial».
Por ello, añade que si Europa, Estados Unidos y Canadá no son los primeros en aceptar un acuerdo de reducciones ambiciosas y vinculantes, «lo que hagan el resto de países es irrelevante».
De este modo, denuncia los «intereses descarados de las grandes multinacionales, que han infiltrado sus mensajes en las posiciones de buena parte de los países europeos y de Estados Unidos, así como en el Fondo Verde para el Clima».
Finalmente, insiste en rechazar la intervención del Banco Mundial en el Fondo para frenar el cambio climático porque considera que la «única» institución válida para activarlo es la Convención Marco de Naciones Unidas.