El invierno seco en el este de España y la primavera que también está siendo muy escasa de lluvias amenaza con provocar una sequía histórica en el este y sur de la península.
Los efectos de la falta de agua ya lo están empezando a sentir los cultivos de está áreas que se están comenzando a estropear o que ya se han perdido por completo. Pero no es la única sequía que ha sufrido nuestra geografía en el último siglo, a pesar a que esta apunta a ser la peor.
Las sequías más recordadas por los españoles son las de la mitad de la primera década del siglo XXI, la de los años 90 y la de los años 80.
Los meteorólogos consideran que la situación de sequía que afecta a España se suele “producir con una regularidad de diez años” y que el fenómeno es “aleatorio» y “no guarda relación con el fenómeno global de cambio climático”, aunque si creen que este puede afectar en los próximos años a esta estadística.
En el año 2005 saltaban todas las alarmas porque se encadenó una primavera extremadamente seca que afectó sobre todo al centro, este y sur de la península. Las medidas excepcionales fueron el abastecimiento de agua a través de los canales subterráneos y poner medidas de restricción para gastar el mínimo posible. Los cultivos fueron los que más sufrieron ya que se perdieron millones de euros tras apenas dar producción.
“Hostilidades hídricas” entre comunidades autónomas
De 1991 a 1995, se adoptaron diversas medidas de emergencia con un coste para el erario público del orden de cien mil millones de pesetas. El entonces Ministro de Obras Públicas anunció que en 1995 unos ocho millones de españoles habían padecido restricciones de agua urbana.
Por otra parte, en el verano de 1995, con motivo del Trasvase Tajo-Segura, no sólo se reanudaron las «hostilidades hídricas» entre las Comunidades Autónomas de Castilla-La Mancha y de Murcia y Valencia, sino que la ‘Guerra del Agua’ se extendió a Portugal, donde el Plan Hidrológico Nacional – o Plan Hidrológico Español, como allí suelen decir– fue uno de los principales temas de los programas de los partidos políticos de ese país en sus elecciones generales de octubre de 1995
En los tres primeros años de los 80 una fuerte sequía afectó a gran parte de la península ibérica, advirtiendo sus consecuencias directas en la actividad agraria -descenso de cosechas-, el aumento desorbitado de las perforaciones acuíferas, con claros síntomas de sobreexplotación y salinización de las aguas en las cuencas del centro y sur de España y con caracteres muy intensos en las del Júcar, Segura, Guadiana y Sur.
Además, se manifestaron dificultades en el abastecimiento de numerosos núcleos urbanos, localizados en su mayoría en el sur de España y que llegaron a ser muy intensas en las provincias de Badajoz, Sevilla, Toledo, Tarragona y Cádiz. El «Plan Agua Roja», establecido por Protección Civil, trató entre 1981 y 1983 de solucionar estas situaciones, procurando el abastecimiento incluso mediante camiones cisterna.