Con poca más maleta que sus hábitos, las tres últimas religiosas que habitaban el Convento de Santa Clara de Medina de Rioseco (Valladolid) se acaban de despedir del que fue hogar de la congregación durante más de quinientos años, una partida no deseada que ha provocado la sequía vocacional.
La madre abadesa sor Concepción, sor Aurora y sor Estrella han sido las últimas religiosas en recorrer los fríos suelos de este convento erigido a finales del siglo XV en el histórico camino a Valladolid, al otro lado del río Sequillo, que hoy corta el suelo a la entrada de este municipio vallisoletano.
El adiós se ha precipitado por la repentina muerte el pasado mes de octubre de la monja hospitalaria más joven del convento (51 años), sor Piedad, después de haber sobrellevado una larga enfermedad.
A partir de ahora, el nuevo hogar de las religiosas será el Convento de Santa Isabel en Valladolid, a poco más de 40 kilómetros del que ha sido su hogar, en el caso de sor Concepción y de sor Aurora, durante más de medio siglo y en el que esperaban pasar sus últimos días de vida, tal y como reconocieron entre sollozos a los que se acercaron el pasado 6 de diciembre a decir adiós a las religiosas en el acto de despedida.
Una misa que estuvo oficiada por el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, y en la que «nadie pudo contener las emociones», reconoce en una entrevista con Efe el alcalde de Medina de Rioseco, David Esteban, quien se encargó personalmente de trasladar unas palabras de consuelo a las religiosas.
Para el pueblo, despedir a las hermanas es un hecho «muy triste», estos 528 años de historia de la congregación en el municipio forman parte de la «memoria colectiva de los riosecanos» y, por mucho que hoy tengan que abandonar el pueblo «nunca se las olvidará», pues ellas han ayudado a «formar nuestra propia entidad como riosecanos».
Sin embargo, el cierre de este convento es para los habitantes de este municipio de casi 5.000 habitantes una especie de ‘déjà vu’, después de que en los últimos doce años las religiosas de vida contemplativa de las Hermanas Carmelitas también dejaran el municipio en 2005 y los Padres Claretianos, de vida activa, hicieran lo mismo en este lapso.
Y es que este cierre evidencia un hecho que está ocurriendo en toda España, como es el «continuo cierre de conventos» en todo el panorama nacional, algo que va «mucho más allá» de la responsabilidad de cualquier diócesis o archidiócesis, pues los datos demuestran que las órdenes históricas pierden religiosos y religiosas año a año, lamenta el alcalde.
No es el caso de los nuevos movimientos cristianos, como el Instituto Religioso Iesu Communio, con gran presencia en la provincia de Burgos y que acaba de hacer su aparición en Valencia, con la rehabilitación del antiguo convento de las madres Salesas en el pueblo de Godella.
Una circunstancia que no se le escapa al regidor vallisoletano quien, a pesar de que recuerda que la propiedad del convento es privada y, por tanto, ajena al Ayuntamiento, el consistorio siempre tenderá la mano a cualquier iniciativa buena para el pueblo o a la llegada de cualquier congregación a las orillas del Sequillo.
De momento, Esteban pide «sosiego» para analizar cualquier propuesta de futuro para el convento, que espera que siga funcionando como albergue del Camino de Santiago y casa de acogida como hasta ahora y que su iglesia «mantenga el culto», sentencia el alcalde.
«No queremos hablar de despedidas, pues siempre viviremos con la esperanza de que las hijas de santa Clara regresarán a Medina de Rioseco», aseguraba entre lágrimas sor Concepción en su despedida, hasta entonces, las túnicas de los cofrades de la Semana Santa internacional riosecana desfilarán un poco más arrugadas, pues no hay vestimenta que procesione por sus calles que no haya sido planchada, al menos una vez, por las hermanas clarisas.