El movimiento #MeToo ha introducido en el debate público la desigualdad que cada día viven miles de mujeres, y en el mundo laboral no es diferente: la brecha salarial es un hecho. Según un informe publicado por el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) este martes, durante el último año esta diferencia en los sueldos entre hombres y mujeres ha crecido un 30%. Aun así, desde el Gobierno no se realiza la misma lectura.
La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, ha afirmado este miércoles en el Congreso que seis años después de la aprobación de la reforma laboral hay varios hechos claros: que hay más mujeres que nunca trabajando en España, que se la cifra de mujeres con contrato indefinido es la más alta de la historia (5,5 millones) y que la brecha salarial se sitúa en “mínimos históricos”. La titular de Trabajo hace esta valoración porque la cifra española está por debajo de la media europea.
En cambio, los datos ofrecidos por Gestha apuntan a que la caída se produjo entre 2005 y 2015 pero no a partir de esa fecha. Durante los dos últimos años la brecha se ha ensanchado en 125 euros, de los cuales, sólo en 2017 fue de 100 euros. El análisis determina que el sueldo medio es de 16.281 euros, y casi 3,2 millones de trabajadoras no llegan al salario mínimo, es decir, más de la mitad de los empleos precarios están ocupados por mujeres.
Desde el Ejecutivo insisten en que «el informe publicado por el Sindicato de Técnicos de Ministerio de Hacienda (Gestha) se elabora a partir de una estadística que expresamente avisa sobre su falta de idoneidad para comparar salarios. La Agencia Tributaria avisa expresamente de esa limitación en su web», asegura el Ejecutivo.
La dificultad para analizar los datos de la brecha salarial reside en la dificultad para calcularla y estimarla. “Si estimamos la diferencia bruta entre los salarios de hombres y mujeres, no es del todo adecuado, puesto que no tenemos en cuenta la diferente colocación por género” explica la profesora de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid, Raquel Llorente. “La mujer suele presentar un salario medio menor porque suele ocupar con mayor frecuencia puestos de trabajo asimilados a salarios bajos” añade Llorente, causado por la empleabilidad de la mujer en los empleos parciales, temporales o de bajas cualificaciones.
Lo cierto es que los cálculos son variados pero lo que parece claro es que tenemos un amplio rango de brechas y datos pero se deduce que “la brecha se mantiene o se reduce, debido a que estamos en un entorno de salarios bajos donde los hombres también han sufrido la caída de sus sueldos”.
“No nos metamos en eso”
“No nos metamos en eso” respondió Rajoy cuando Carlos Alsina, en Onda Cero, le preguntó sobre si el Gobierno de España debía legislar para que la diferencia salarial no se produjera. “No le digamos a las empresas lo que deben pagar” añadió. Tras el revuelo mediático, el presidente del Gobierno rectificó y admitió que había sido un error.
La necesidad de legislar al respecto parece necesaria tras la publicación de diferentes estudios que señalan que, más allá del comportamiento que demuestre, la brecha salarial en España continúa existiendo. Esta semana ha sido Gestha, pero hace tan solo dos semanas, la ONG Oxfam Intermon ponía el foco en el mismo asunto.
Un informe titulado ‘¿Realidad o ficción? La recuperación económica en manos de una minoría’, la organización destaca cómo España se situa a la cola en cuanto a la cuestión de la desigualdad. La ONG sí que da cifras y estima que el 58% de las mujeres contratadas tiene una situación de precariedad y concluye que de media ganan un 20% menos que los hombres cuando realizan el mismo trabajo.