Más de mil garrapatas analizadas desde, que en 2010 se detectara el virus de la fiebre hemorrágica Crimea Congo en España. De este año y hasta 2014 se han confirmado la presencia del virus en 27 ejemplares, según el Centro Nacional de Mocrobiología. Todas las infectadas procedían de Extremadura.
Ante la falta de investigación reciente, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha publicado una actualización del Informe de Situación y Evaluación del Riesgo de Transmisión de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en España tras confirmarse la semana pasada los dos primeros casos en humanos dentro de nuestras fronteras.
Según el Informe, el riesgo de nuevas infecciones en humanos es bajo aunque «no puede descartarse que aparezca algún caso autóctono».
Los contagios
El primer paciente infectado fue en un pueblo de Ávila y ya fallecido. El segundo conocido fue el de la enfermera que se contagió mientras le atendía en la UCI del Hospital Infanta Leonor de Madrid. La mujer se encuentra todavía ingresada.
Según los investigadores, las primeras garrapatas capturadas –en 2010- fueron en la provincia de Cáceres por lo que se sospecha que llegaron desde esta región.
Tras dicho hallazgo, el laboratorio de Arbovirus y Enfermedades Víricas Importadas del Centro Nacional de Microbiología ha analizado si había la presencia del virus en 681 garrapatas recolectadas entre 2011 y 2013 en Extremadura, Toledo, Huesca y Segovia, de las que 24 resultaron positivas, todas en Extremadura.
Posteriormente, en 2014, se realizó otro estudio únicamente en esa comunidad con 272 garrapatas analizadas de las que tres presentaron el virus. La fuente de captura fueron ciervos, zorros y bovinos.
En todos los casos, las garrapatas infectadas pertenecían a la especie Hyalomma lusitanicum, del mismo género que la Hyalomma marginatum, uno de los principales vectores de la enfermedad también presente en España. Sin embargo, el hábitat de la primera se restringe a la zona centro y suroeste.
De 2013 a 2015 también se han hecho análisis en ejemplares puntualesprocedentes de Albacete, Ávila, Badajoz, Burgos, Cáceres, Castellón, Ciudad Real, Córdoba, Jaén, La Rioja, Madrid, Navarra, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Teruel, Valladolid, Zamora y Segovia, pero en todos los casos han resultado negativos.
Las garrapatas afectan en temporada fría
La especie de garrapata Crimea-Congo se detecta más frecuentemente en la temporada más fría de octubre a diciembre, según detalla el informe, y los inviernos suaves contribuyen a la supervivencia de las garrapatas infectadas, lo que favorecería la persistencia del virus.
Además, la detección de un caso autóctono en un pueblo de Ávila alejado de la zona donde se había detectado el virus en garrapatas «hace suponer que en esta zona se está dando también una circulación del virus«, habiéndose instaurado posiblemente otra área en la que se está dando un ciclo cerrado entre garrapatas y hospedadores.
De hecho, las comunidades autónomas de Madrid, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura están trabajando en establecer la «zona de impacto» en torno a la que se produjo este contagio puesto que «puede que su presencia no se circunscriba a un único municipio», según Antonio María Sáez Aguado, consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León.
Las personas con más riesgo
El principal grupo de riesgo de ser picados por garrapatas infectadas serían trabajadores expuestos a sangre o tejido de animales infectados en fase virémica, que no obstante se limita a una semana.
Entre otros se incluirían ganaderos, agricultores y los que realizan labores de sacrificio y desolladura de animales. Asimismo, los cazadores y otras personas que realizan actividades lúdicas de aire libre en zonas rurales sin la debida protección también tendrían un mayor riesgo de sufrir picaduras de garrapatas, si bien la transmisión se puede reducir considerablemente utilizando las medidas adecuadas de protección.
Contagio del virus
En el caso del contagio entre humanos, el informe constata que se produce a través de la exposición de la piel o membranas mucosas a sangre, líquidos corporales y tejidos de pacientes afectados. Las hemorragias son una fuente importante de exposición para las demás personas, en particular familiares del enfermo y personal sanitario.
Sin embargo una vez establecidas las medidas de contención adecuadas (aislamiento del paciente, empleo de equipo personal de protección) se controla el riesgo de transmisión. Por lo tanto, con una intervención eficaz en el manejo de los casos el impacto de la enfermedad en humanos sería bajo.