Si a un propietario le han ocupado su casa por el método de la patada en la puerta, comienza entonces para él un calvario para recuperar su casa durante el que se sentirá desprotegido.
Carlos Bachofer García, de Bachofer Abogados, asegura que los practicantes de este tipo de ocupaciones, “han desarrollado una picaresca que además les convierte en profesionales de la ocupación. Y para ellos aprovechan las garantías que la ley les otorga”.
En primer lugar, porque tras unas horas en una casa, 72, se les considera con derecho a morada, y son ellos los que deben demostrar que tienen el título de propiedad, y no el dueño el que tenga que demostrarlo.
Asimismo, cuando el juez les va a notificar la demanda, “se buscan las vueltas para que no les sea notificada. No abren la puerta, aseguran que en esa vivienda no vive esa persona. También hacen lo mismo cuando se les va a notificar la sentencia de desahucio. Se entra en una rueda judicial que se puede retrasar tanto como la picardía del demandado le permita”.
Y es que se le considera el morador de la vivienda, con ‘derecho’ para habitarla. Tanto que no tienen por qué abrir a nadie más que al propietario; porque lo primero que suelen hacer los ocupas es cambiar la cerradura de la puerta. Y si el propietario acudiera acompañado de un abogado o de un policía, entonces ya sería allanamiento de morada.
Y es cierto que “prima el derecho a la propiedad privada” y que al propietario siempre se le acaba dando la razón, pero a qué precio.