Angry Birds ha sido el rey de las aplicaciones móvil, un negocio redondo con el que han conseguido producir su propia serie y película y ser durante años la aplicación más descargada de las tiendas de aplicaciones. Sin embargo, el negocio del ‘one hit’ se deshincha. La compañía dueña del famoso juego de pájaros voladores ha sufrido este jueves una caída en bolsa de más del 45 por ciento, tras anunciar una importante reducción en las perspectivas de beneficios para 2018.
La caída en el parqué finés de Rovio es el peor revés bursátil de la compañía desde su salida en bolsa en septiembre de 2017.
Según recoge el diario Bloomberg, los inversores no están contentos con la reducción de las expectativas de beneficios de la compañía de los pájaros de colores. En total, se ha advertido que el beneficio que podría caer hasta los 260 millones, una cifra que se aleja significativamente de los 297 millones que obtuvieron en 2017 y definitivamente diferente de los 336 millones de euros que anunciaban los que esperaban los analistas.
El precio de salida al parqué en 2017 fue de 10,25 a 11,50 euros por acción con la que se esperabas una capitalización bursátil cercana a 900 millones de euros. Este jueves la caída les ha situado en 5,01 euros por acción, lo que supone un 60% de caída desde su máximo histórico, que llegó a 12 euros por acción.
Sobrevivir por los juguetes
Y es que la situación de la compañía finesa es muy diferente a la de 2009 cuando vivía en la cresta de la ola. Rovio no ha conseguido repetir el éxito del Angry Birds con ninguna de sus numerosas precuelas y la compañía achaca el desgaste.
Ante la situación, la compañía ya se vio obligada a despedir al 130 empleados en 2014, año en el que su preciado Angry Birds cayó del pódium de más descargados.
Las perspectivas no eran halagüeñas y las posibilidades de dar de nuevo con la fórmula del éxito masiva se planteaban directamente imposibles. En 2015 lo intentaron con su propio Candy Crash, Jolly Jam, pero nunca llegó a despegar.
Los fineses trataron entonces redirigir su estrategia y explotar la célebre marca de los pájaros de colores con camisetas oficiales, peluches y otros juguetes. En línea con esta estrategia de negocio alternativo, en 2015 produjeron la película Angry Birds, que consiguió una buena recaudación de 349,8 millones de dólares con una producción de 73 millones, y que contará con una segunda parte para 2019.
Sin embargo, a pesar de los buenos resultados, el desgaste de la marca también ha llegado al merchandasing y los ingresos por juguetes cayeron a finales de año un cincuenta por ciento.
Por ello, los de Rovio han tenido que ser realistas con los inversores. Sin embargo, a pesar del informe, las perspectivas de ingresos siguen siendo “aceptables” según los analistas de Bloomberg, que niegan que aún se pueda hablar de crisis en la compañía.