Un delincuente multirreincidente que además se convirtió en uno de los mayores violadores de la capital. Pablo Manuel García Ribado, un joven mecánico de 26 años, se sentaba en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Madrid en septiembre de 1996 para confesar sus múltiples violaciones, que alcanzaban la espeluznante cifra de 74. Pero además, se le atribuyeron 10 robos, 2 delitos de lesiones y 6 de agresión sexual.
Este mecánico de 26 años se había »especializado», junto a Antonio Barroso Mingo, que era guarda jurado, en las violaciones a mujeres, menores, , a las que asaltaban en los portales de sus viviendas. Lo hacían situándose junto a ellas y entrando en el portal, abusando de su confianza ya que se hacían pasar por vecinos del inmueble.
Ambos acusados tenían trabajo estable y novia en el momento de los hechos, que se produjeron entre el 24 de diciembre de 1990 y el 9 de octubre de 1993. Los asaltantes, como suele ocurrir en estos casos, se convirtieron con el tiempo en auténticos depredadores sexuales y fueron acortando tiempos entre violación y violación. Así, en enero de 1993 llegaron a cometer una violación cada tres días, y en ocasiones hasta dos violaciones en la misma madrugada.
Su modus operandi era siempre el mismo; las abordaban al ir a entrar al portal, les robaban todo lo que llevaban encima y, a punta de pistola o amenazándolas con una navaja, las violaban, en ocasiones hasta tres veces. Y lo hacían en garajes, sótanos, cuartos de calderas, trasteros… Con una brutalidad tal que los convirtió en los mayores y más brutales violadores de Madrid.