Los motoristas, junto a los ciclistas y los peatones, son los colectivos más frágiles en las carreteras españolas. Sin la protección que un choche puede dar a una personas, están expuestos a caídas en las que un hueso roto puede ser el mejor de sus males.
El coordinador de Seguridad Vial de la Asociación Mutua Motoristas (AMM), Juan Carlos Toribio, asegura que hay que tener mil ojos en la carretera y “esperar los inesperable” para poder reaccionar ante cualquier contratiempo.
Aconseja que los motoristas nunca tomen decisiones sin ver. “Por ejemplo, en un cambio de rasante, tienen que estar seguros que ningún coche se interponga entre ellos”.
Además, la atención es fundamental y siempre hay que sospechar. “Hay que conducir en busca de lo inesperado. Cuando hacemos una curva como motorista hay que pensar que hay un tractor y debemos ir a una velocidad acorde para poder frenar”.
También es fundamental llevar una velocidad adecuada para poder frenar a tiempo en el caso de que sea necesario. “Si llevamos un exceso de velocidad, perderemos el control ante un obstáculo inesperado”, señala el experto.
Es recomendable el uso de cascos de colores llamativos o pegatinas reflectantes para mejorar su visibilidad. Además la vestimenta del motorista también es importante. Es obligatorio el uso del casco y es recomendable el uso de ropa especial para motocicletas que, en caso de una caída, disminuye la abrasión del asfalto.
La luz de cruce debe estar encendida tanto de día como de noche. Los giros y maniobras deben señalizarse con los intermitentes, y, si las condiciones lo permiten, mediantes gestos. Se deben evitar los ángulos muertos y facilitar que el resto de vehículos los vean. Además se deben respetar los límites de velocidad y no hacer movimientos bruscos, maniobras en eses u ochos. El acompañante debe llevar casco integral, como el conductor, y además debe sujetarse de manera segura.
Convivencia en la calzada
Toribio apunta a que los conductores, tanto de turismos como de motocicletas, necesitan una formación especial para saber respetarse unos a otros.
“Hay un problema de contaminación social. El usuario de un turismo se cree por encima del resto y eso se debe a una mala educación vial”, destaca.
Cuenta que hay muchos puntos muertos de visión que el turismo no ve pero que no se pueden suprimir porque son necesarios para la ingeniería del coche. Como conductor hay que buscar siempre el daño que puede ocasionar un vehículo.
Otras acciones, que corresponden a las administraciones públicas, es el pavimento de la calzada que debería ser homogéneo y sin irregularidades para que la adherencia sea buena y drene el agua de lluvia.
Los guardarraíles no deben tener bordes cortantes. Actualmente se ha evolucionado en esto, y los perfiles presente en muchos de estas barreras en forma de C, tubulares o revestidos con elementos redondeados son menos peligrosos. Además, las marcas de la carretera deben ser visibles y evitar pinturas antideslizantes.