Hace sólo unos días, la vicepresidenta pidió cautela al hablar de inmigración. «Tenemos que ser muy conscientes de lo que decimos porque los mensajes los oyen e interpretan las mafias». Mensajes, como la limitación de pelotas de goma a «condiciones extremas» que, según fuentes de Delegación de Gobierno en Ceuta, estarían detrás del intento de asalto multitudinario registrado hoy en el paso fronterizo de la ciudad autónoma.
“Las mafias están pendientes de todo y aprovechan el vacío legal existente en este momento para intentar pasar”, aseguran. Y destacan que a la misma hora en que se producía el segundo intento de asalto en Ceuta, aproximadamente a las ocho y media de la mañana, se registraba también una aproximación numerosa de inmigrantes a la frontera con Melilla. “¿Cómo puede haber una coincidencia a más de 600 kilómetros de distancia?”, se preguntan. La respuesta, dicen, está en las mafias que organizan y coordinan los asaltos.
Desde el SUP de Ceuta, su secretario general Jesús González Miaja interpreta también que quienes dirigen a los inmigrantes saben que la situación es “delicada para los agentes que trabajan en la frontera, y sienten que tienen más fácil el acceso porque no se les va a reprimir con material antidisturbios”. Para González, la situación irá a más, a medida que mejoren las condiciones meteorológicas, que influyen de forma determinante en la frecuencia y la forma de los intentos. “Cuando venga el buen tiempo, lo harán a través de balsas neumáticas. Es algo cíclico. No tienen nada que perder, ya lo tienen todo perdido”
Otros expertos, en cambio, no comparten la versión más oficialista de que sean las mafias las que dirijan los saltos de las vallas. Afirman que se trata de decisiones comunales que suelen tomar los propios inmigrantes que esperan en los montes y zonas rurales cercanas.
Rafael Crespo, experto en migraciones del Centro de Estudios Africanos, interpreta con varias hipótesis los asaltos registrados en los últimos días en las vallas, como la próxima revisión del acuerdo de inmigración entre España y Marruecos “tiene que ser renegociado en los próximos meses, y la intención del Gobierno español es endurecer las condiciones”. Interior no ha ocultado su intención de agilizar las llamadas “devoluciones en caliente”, simplificando los trámites actuales, que deben respetar un plazo de diez días para las deportaciones. “Eso lo saben los que están esperando a saltar, y les genera el temor de que la entrada será más dura. Añadido a la petición a Europa de más ayuda para blindar la frontera. No saben si dentro de unos meses podrán pasar, y lo intentan ahora”. Crespo apunta a una segunda causa, un cierto “efecto llamada”, “las noticias corren y el hecho de que algunos hayan podido pasar motiva al resto”.
Con esto coincide Lázaro Bustince, director general de la Fundación Sur. “Muchos pasan y ese es el camino más atractivo para los que buscan desesperadamente una salida, aunque muchos otros se queden por el camino”, afirma este experto. Ello, reforzado por los avanzas en las comunicaciones, “Hoy, en el sitio más remoto de África tienen un móvil. Están conectados y eso anima a mucha gente a intentarlo”. Para Bustince, que pasó 30 años de su vida residiendo en Uganda y se dedica ahora a difundir la realidad del continente africano, existe una explicación inmediata “Se corre la voz de que se puede”, pero también otra más profunda, el desinterés de Occidente y de los gobiernos africanos por sus ciudadanos, “Estamos mirando al síntoma y no a la raíz, y le damos aspirinas. Un ejemplo de la miopía de políticos y economistas”, y esto está provocando, denuncia, “esclavitudes modernas” que justifican estos flujos migratorios.
Carmen González Enríquez, investigadora principal de Demografía y Migraciones del Real Instituto Elcano, destaca, además de ese efecto de imitación, otros factores. El primero, que en Marruecos se está produciendo una situación anormal en relación a la inmigración. “Hasta ahora había actuado como un Estado tapón, pero muchos inmigrantes que estaban esperando a dar el salto acaban quedándose en el país porque no pueden hacerlo. Allí se dedican a sobrevivir con trabajos precarios. Y esto está generando una bolsa importante de inmigrantes subsaharianos, que provoca reticencias”. Por ello, el país “que nunca ha tenido una política migratoria como tal”, señala esta investigadora, “ha empezado a anunciar una mayor presión contra los irregulares que ha provocado que muchos de los que estaban viviendo en Marruecos haya decidido saltar la valla o entrar por mar”. Con ello, la percepción de cierta relajación por la polémica por el uso de los métodos que emplea la Guardia Civil, “los inmigrantes saben que tienen una oportunidad, que hay un mejor momento político para intentarlo.Esa es la principal explicación a la última avalancha”. González apunta a otra causa más a largo plazo, los altos índices de natalidad en África Subsahariana, en relación con las expectativas que ofrecen estos países, que hace que la presión migratoria siga planteándose como un problema de futuro.
José Palazón, de la Asociación Prodein de Melilla, se muestra escéptico con que los saltos estén dirigidos por mafias: detrás, dice, solo estan las gnas individuales de escapar de la pobreza.