Ni grandes ritmos, ni música de ordenador, ni grandes campañas de marketing. Algunos se atreven a romper las tendencias para volver a las melodías de piano y punteo de guitarra, a los ambientes intimistas, a enamorar al público a golpe de concierto en sala, apostando por los momentos que se comparten en pequeñas familias, en microsesiones donde la magia es la protagonista.
Cristina Rubio es un bicho raro. Gran voz, carisma, buena presencia y una carrera musical empapada en el jazz en Reino Unido, donde marchó en cuanto terminó bachillerato para seguir estudiando música, ha presentado su primer disco, Stay.
Aunque su talento salta a la vista, nunca se planteó hacer la cola de ningún casting. “No es lo mismo. Respeto estos formatos, pero creo que no es igual que cargar el furgón por ti misma e irte de gira por tu cuenta” nos dice.
Rubio ha vuelto de Reino Unido tras terminar sus estudios musicales y, por qué no, ha publicado su primer disco. Ella misma lo define como “variado”, con canciones que tiran más a lo alternativo. “Tienes de todo. Desde temas poperos hasta algunas más de soul, folk, tintes de The Cranberries, un poco de Joni Mitchell, un poco de Carole King… esa onda” cuenta la artista novel.
Stay es su primer single. Una balada sencilla pero de melodía envolvente, sólo voz y guitarra acústica. “Me quedo en el barco aunque se hunda”, nos dice en este tema. “Es un poco la tónica de todo el disco, todas basadas en experiencias personales. La mayoría de amor” ríe. “Stay es como si le dices a alguien que se quede en tu vida, pero en realidad no. Decirle que se queden a las cosas que te gustan, y a lo otro dile que no”.
Y aunque Stay sea el single, su canción favorita es Sinking Boat.
“Es una canción que escribí desde un lugar muy visceral» explica. «Es una de las canciones más calmadas, racionales, pero viene de las tripas. Habla de nuevo de amor. De una persona que no reconocía lo que sentía y ante la que me planté: me quedo en el barco hasta que no me digas que no”.
Cristina Rubio ha optado por un marketing más tradicional, tirando de radio de toda la vida y sesiones intimistas, más que de Internet.
“Tiramos mucho de conciertos en salas por toda España y promoción en radio. Muchos de los que acuden a nuestros conciertos nos escuchan en Radio 3 o Ondamadrid, donde dan cabida a muchos artistas independientes. Les gustan lo que escuchan, nos siguen la pista y vienen a los conciertos” explica.
Aunque a veces la promoción ha venido de donde menos lo han esperado.
“Cuando un programa con mucha audiencia te da un espacio es maravilloso y una vez nos invitó Sálvame” cuenta. Ni hablar de avergonzarse. Cuando comienzas en el mundo cualquier oportunidad es buena para salir en televisión. “En Sálvame cierran con artistas emergentes y está muy bien. Nos vio mucha gente y cualquier sitio donde te inviten está bueno” nos dice.
¿Pero en España se apoya artistas nóveles? Ella no lo tiene tan claro, aunque reconoce que hay algunas becas. “Bueno, hay ayudas del Estado, pero es difícil que te la den» nos dice. Ella no pierde la esperanza. «Yo echo todas las que me entero, pero entiendo que no me las den porque es el primer disco. Quizás cuando saque el tercer disco” nos explica. “Sí que deberían bajar esas ‘multas’ a la cultura” se queja, en referencia con el IVA cultural.
No ha estado sola en esta aventura. “Mucha gente me ha ayudado” cuenta. “Un amigo me hizo las fotos que ahora ilustran el disco. Mi hermano toca el bajo, el banjo, la armónica, los coros. Así”.
Ahora Rubio se encuentra de gira por toda España. Su último concierto ha sido en el Teatro de las Culturas de Lavapiés, un sitio donde ella acudía cuando tenía 15 años para ver obras de Chéjov. Ahora ella presenta su propio disco, Stay, dueña de su propio proyecto, y con ganas de hacer ruido.