La educación infantil al aire libre se ha convertido en una realidad en España con la apertura en Cerceda (Madrid) de Bosquescuela, el primer centro homologado que la imparte, dirigido por la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.
El centro, que se presenta hoy en la Casa de la Cultura de esa localidad de la sierra madrileña, acogerá a niños de 3 a 6 años y ofrecerá una alternativa pedagógica donde los alumnos aprendan, se relacionen y crezcan en un entorno privilegiado, con la naturaleza como aula.
La idea llega a España promovida por Philip Bruchner, que ha trabajado durante más de diez años como educador infantil al aire libre en Alemania, donde este tipo de centros está implantado y consolidado con éxito.
En declaraciones a EFE, Bruchner ha explicado que esta alternativa educativa se centra en una etapa, el segundo ciclo de educación infantil, en que la escolarización no es obligatoria, lo que facilita el desarrollo de proyectos con enfoques muy diversos.
La educación infantil al aire libre surgió en Dinamarca y se extendió posteriormente a otros países del norte de Europa, como Alemania -donde existen más de mil escuelas de este tipo-, Suecia, Noruega o Finlandia, y es frecuente también en Estados Unidos, Gran Bretaña o Suiza.
Su metodología se basa en el juego libre, es decir, los niños eligen con quién y dónde jugar e idean sus propias actividades, lo que les ayuda a expresarse y a explorar las diferentes áreas naturales del entorno de forma libre y autónoma.
Las clases se fundamentan en el currículum oficial, por lo que se cumplen los objetivos de lectoescritura y matemáticas, entre otros, con materiales obtenidos de la naturaleza o aportados por el equipo docente.
Además de interactuar con el medio natural cercano, el modelo promueve excursiones fuera del centro para fomentar el conocimiento del entorno que lo rodea, como los municipios próximos, las bibliotecas o los centros de trabajo de los padres de los propios niños.
Fomenta también el diálogo a todos los niveles, entre niños y con el profesorado, lo que facilita a los pequeños descubrir sus intereses y potencialidades y desarrollarse a nivel intelectual y emocional.
Philip Bruchner ha asegurado que en España «hacía falta un cambio en las metodologías educativas» y se ha mostrado convencido de que «el interés creciente de las familias que ya han contactado con el centro ayudará a un exitoso despegue».
Para Bruchner, ya hay «la suficiente madurez para poder valorar otras alternativas educativas», aunque las familias demandan conocer a fondo el proyecto antes de establecer una relación de confianza y complicidad con el mismo.
Según un estudio de la Universidad de Heidelberg, los niños que acuden a escuelas infantiles al aire libre siguen mejor el ritmo de la clase, prestan más atención, hacen sus deberes de forma más autónoma, respetan mejor las reglas, resuelven conflictos de forma más pacífica, se expresan y argumentan mejor su opinión, son más creativos y tienen más fantasía.
La iniciativa es susceptible de ser imitada en cualquier lugar de España y de hecho ya existen entidades interesadas en implantarla, lo que ha animado al Centro Bosquescuela de Cerceda a ofrecer su propio servicio de asesoramiento.