En su primer discurso en la recepción anual al cuerpo diplomático, ha expresado su solidaridad con los países que en el último año han sufrido la «barbarie» terrorista y se ha mostrado convencido de que frente al terror y el fanatismo solo hay una respuesta posible: «la fuerza implacable de la razón ejercida en libertad, en el marco del Estado de Derecho, y del respeto a la dignidad y los derechos de todas las personas».