Melilla ha vivido esta semanada dos multitudinarios asaltos a la valla que separa España con Marruecos. Los policías españoles que vigilan la frontera se han visto incapaces de afrontar el salto de unos 300 inmigrantes que se produjo el pasado martes. Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) destacan que el número de policías que había en ese momento en la zona era incapaz de soportar la masiva afluencia.
“Ante una avalancha como esta nosotros intentamos repeler la afluencia de inmigrantes aunque cada vez es más difícil porque lanzan piedras y palos. Cada vez son más agresivos y están mejor entrenados. Esto provoca que tengamos que ir desplazando la línea de defensa porque nos vemos incapaces de frenarlos a todos, solo contamos con porras y material antidisturbios. No tenemos posibilidad de detener, resulta imposible”, relata este miembro de la asociación que sabe de primera mano lo que es estar en la valla y que prefiere mantener el anonimato.
En el último año la afluencia de inmigrantes sigue estando en los mismos niveles aunque ahora están más organizados. Desde AUGC señalan que hay mafias detrás de ellos que les cobran dinero por entrenarles a cruzar la valla. “Saben que si van juntos tienen más posibilidades de que no se les pille”, apuntan. A pesar de esto, no cree que haya un patrón y que por ejemplo salten más en verano que en invierno, “todos los días hay saltos de personas”.
Para acabar con este problema desde la asociación piden que las autoridades de Marruecos y de España trabajen juntas para frenar los saltos. “Aunque se haga esto, el trabajo tiene que estar en la inmigración de origen, los inmigrantes no tiene que llegar a Marruecos, es en el resto de países donde también se debe trabajar para pararlo”.
Otro problema al que tienen que hacer frente la Policía es que no puede identificar a los agresores. “Saltan sobre las 3 o 4 de la madrugada cuando hay plena oscuridad y es muy difícil identificarlos, además no contamos con cámaras con la calidad adecuada para ello porque no podemos enfocar a Marruecos y debemos dejar las cámaras en punto muerto. Así identificar luego es imposible”.
Hace unas semanas la Asociación denunciaba que la Comandancia de Melilla ha dejado desde hace cuatro años sin cámaras de vigilancia el punto más conflictivo del perímetro fronterizo de Melilla y Marruecos, una situación, señala, que habrían aprovechado grupos de subsaharianos para saltar la doble valla de seis metros de altura cada una.
Muchos de estos inmigrantes se refugian en la ladera del monte Gurugú a la espera de que llegue su momento para saltar. «No solían seguir ningún patrón concreto aunque parece que últimamente se están dejando a aconsejar por mafias que organizan estos saltos colectivos para asegurar la entrada en territorio español del mayor número de inmigrantes ilegales»,