La secretaria de Igualdad de la Xunta de Galicia, Susana López Abella, ha calificado hoy de «afrenta» el caso de Nemesio Antonio Pisonero, en prisión en Ourense por matar a su mujer y a su hijo en 1998, año desde el que viene cobrando la pensión de viudedad.
López Abella ha señalado en rueda de prensa que esta situación supone «una afrenta para las mujeres asesinadas y las que son víctimas de violencia de género», y ha hecho un llamamiento a la «reflexión» para que la sociedad se «corresponsabilice» en la lucha contra este fenómeno y así evitar más muertes.
Ha abundado en que casos como el del preso de Ourense, que achaca a «fallos de coordinación» y, «en determinados momentos», a errores judiciales, son «absolutamente intolerables», máxime por lo reciente que está el último episodio de violencia machista con resultado de muerte, el de una mujer en Carral (A Coruña) a manos de su expareja.
La secretaria de Igualdad de la Xunta ha recordado que en Galicia hay dictadas 1.219 medidas de protección y ha considerado que existe «una buena legislación», pero que «faltan por desarrollar» determinados aspectos normativos.
En este punto, ha recordado que la última víctima mortal de la violencia machista en Galicia, M.V.R., de 38 años, no había presentado una denuncia.
López Abella ha hecho estas declaraciones en la presentación de los resultados de la segunda edición de los cursos de aprendizaje de técnicas de autoprotección para mujeres víctimas de violencia de género, que en 2011 ha duplicado el número de alumnas: 163 frente a las 80 del año pasado.
Los cursos, impartidos por policías especialistas en la custodia de mujeres con órdenes de protección, tienen por objeto mejorar la calidad de vida desde la autoestima y la confianza, aparte de instruirlas en la detección de los patrones habituales de la violencia machista y en técnicas para repeler agresiones.
Alejandro Gómez, coordinador de la acción formativa, ha explicado que las mujeres se forman en técnicas de modulación de la voz y en algo aparentemente sencillo como decir no, ya que suelen estar «bloqueadas» psicológicamente por el miedo.
Las alumnas también aprenden a realizar determinados movimientos para evitar las agresiones e incluso proteger a sus hijos si están presentes en ese momento, ya sea en el domicilio o en un espacio abierto como la salida de un colegio, escenario habitual de incidentes.
La idea es «ganar tiempo», ya sea para escapar o para pedir auxilio, ha indicado Gómez, quien considera esencial que las víctimas aprendan a identificar todas las manifestaciones de la violencia: desde las amenazas verbales y gestuales hasta el daño a objetos y utensilios del hogar.
Según el especialista, el ciclo de la violencia machista tiene una primera fase, la de la tensión y el control sistemático del agresor sobre la víctima; una segunda de explosión violenta, la mayoría de las veces por una cuestión nimia; la tercera, de miedo y arrepentimiento del hombre, que precede a la cuarta, de negación de culpabilidad.
El «error más común» de las víctimas es el de «justificar» a sus parejas y el origen de las agresiones es, según el coordinador de los cursos, la percepción de «desigualdad» de los hombres sobre las mujeres, independientemente de que luego concurran otros agravantes como el alcohol o las drogas.
La secretaria de Igualdad ha recordado que aparte de los cursos de autoprotección para mujeres en Galicia se desarrolla el programa «Abramos el círculo» para hombres con problemas para controlar los episodios violentos, que acuden voluntariamente a los mismos, y que este año ha contado con 276 participantes.