21 años después aun se escuchan los ecos de la tragedia que asoló el camping de «Las Nieves». Una riada tras una gran tormenta que arrasaba todo un camping repleto de familias que acampaban en caravanas y tiendas de campaña. El desastre aún se recuerda como la mayor catástrofe natural en los últimos 46 años.
87 muertos y un año de búsqueda
La cifra de desaparecidos era imposible de calcular a primera hora: el estado de destrucción era tal que parecía más bien un escenario de guerra.
El pueblo de las Biescas no dudó en abrir sus puertas a los supervivientes que iban apareciente semidesnudos y desorientados entre los escombros. La cifra de muertos fue subiendo de forma progresiva y las tareas de recuperación se alargaron por una semana hasta elevar el número de heridos hasta la cifra de 86. Un año después el cadaver número 87, un niño de 6 años, era encontrado cuando las máquinas movían las tierras del paraje para reparar el cauce del barranco.
Una tragedia predecible
Después de la tragedia la prensa sacaba a la luz un documento en el que un perito valoraba la posibildad de una gran riada. El informe fue elaborado en el trámite administrativo para la apertura del paraje. No obstante, el ayuntamiento decidía ignorar dicha apreciación y abrir el Camping de las Nieves.
En la trágica noche de 80 una tormenta dejaba 160 litros por metro cuadraro en menos de una hora la falda de la montaña. Los vecinos del pueblo afirmaron entonces que no se había visto nada igual.
Un proceso que termina en 2005
Las víctimas y familiares tuvieron que esperar hasta 2005 para que el Estado y el Gobierno de Aragón fuesen condenados a indemnizar de forma millonaria a las familias de los muertos adheridas a la demanda colectiva (la mayoría, aunque algunos quedaron fuera).
La Audencia Nacional declaró que no había responsabilidad penal pues se entendió que una riada así era un «desastre natural» y como tal, son «imprevisibles». Se fijó una cuantía de 180.000 euros por fallecido. Sólo una persona recibió más, hasta 210.000, un niño de 16 años que perdió a su padre, madre y sus dos hermanos pequeños en aquella fatídica noche de verano de agosto.