El rejoneador riojano Sergio domínguez ha cortado hoy la única oreja que se ha entregado en la plaza de Calahorra, su localidad natal, en el mano a mano con el madrileño Sergio Galán.
Segunda corrida de la Feria de San Emeterio y San Celedonio en la que se lidiaron seis toros de La Castilleja, bien presentados, nobles, pero no sobrados de fuerza y con un punto de dulzura
Sergio Galán, silencio; ovación; y silencio tras aviso
Sergio Domínguez, silencio; silencio; y oreja
Los tendidos registraron un tercio de aforo.
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El rejoneador riojano Sergio Domínguez ha logrado la única oreja que se ha cortado hoy en su mano a mano con Sergio Galán, en el que ambos se han visto privados de más trofeos por sus problemas con el rejón de muerte.
Galán ha iniciado el mano a mano muy torero, tanto al clavar como al parar, pero ha estropeado su faena con el rejón de muerte; ha hecho lo más artístico al lomo de «Ojeda» y «Titán», con banderillas en las que se ha dejado llegar mucho y rematado con piruetas del agrado del público.
En su segundo han destacado los pasajes montando a «Capricho» y «Apolo», clavando banderillas a dos manos y haciendo todo sin necesidad de auxiliadores, pero, de nuevo, sin acierto a la primera para matar; la presidencia le negó la oreja pese a la petición de los aficionados.
Y en su tercero, el más deslucido de la tarde, ha parado al toro con suficiencia y mando, ha destacado de nuevo con «Ojeda» y «Apolo», pero ha perdido el éxito por sus numerosos fallos al matar.
Sergio Domínguez ha iniciado la tarde con «Luna», una yegua nueva, ha hecho un toreo muy clásico a lomos de «Quite» y otro más vistoso con «Natural»; ha utilizado para matar a «Bruja», una yegua valiente y veloz, con la que no ha acertado, lo que ha silenciado su labor.
En su segundo, el cuarto de la tarde, ha estado sobrio y sin «alaracas», al principio con «Quilate», con el que ha puesto dos rejones con seguridad; ha seguido sin grandes emociones montando a «Océano» y a su caballo estrella «Gallito», utilizó a «Bucaré» para el último tercio y el riojano de nuevo volvió a pasar un mal rato.
Cerró plaza con una faena similar a la primera, en la que repitió monturas y efectismo en sus cabriolas, con las que, montando a «Natural», elevó el tono en el tendido; con ese ambiente, el paisanaje influyó en el resultado final cuando tras montar a «Bruja» mató al toro «Lunero» al segundo intento y cortó la única oreja de una tarde sin demasiada historia.