Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal han deshojado la margarita este martes y han dado el paso: las dos se presentarán para ser la próxima presidenta del Partido Popular. La secretaria general del PP y la exvicepresidenta del Gobierno pelearán por suceder a Rajoy. El gesto eleva a la luz de los focos una enemistad histórica, que ellas siempre han negado, pero que ya no podrán esconder.
Ambas medirán sus apoyos en un Congreso que se celebrará los días 20 y 21 de julio, ya que presumiblemente pasarán el primer filtro, el voto de la militancia. Después será ese tercer fin de semana de julio cuando los compromisarios decidan en una segunda vuelta quién será el próximo líder de la formación conservadora.
El anuncio de ambas ha llegado el mismo día y menos de 24 horas después de que Alberto Núñez Feijóo anunciara que se quedaba en Galicia. El presidente autonómico anunció ante su partido y los medios que había decidido quedarse en su puesto por “no fallar a los gallegos”. La decisión de Feijóo dio el pistoletazo de salida a la batalla en la que las dos mujeres más importantes del PP medirán sus fuerzas.
Cospedal «He dado la cara siempre”
La escenografía ha sido clara: un atril frente a la directiva de su partido y reivindicando todo el tiempo que ha peleado en su puesto de secretaria general del PP en la etapa de Mariano Rajoy. «He dado la cara y siempre la daré. Me la han partido unas cuentas veces como bien sabéis y seguro que lo volverán a hacer, pero siempre me he vuelto a levantar y lo volveré a hacer seguro como antes gracias al cariño y apoyo de cientos de compañeros y al PP» ha afirmado.
Esta ha sido la forma en la que Cospedal ha anunciado que daba el paso, reivindicando toda su experiencia y exhibiendo todos los cargos que ha ocupado, desde su puesto como abogada del estado a ser consejera laboral en la embajada de Washington. La que ha sido número dos del partido durante diez años ha marcado sus objetivos en las próximas elecciones: «Me presento para ganar, para ganar y para ganar». Abundando en esta idea, ha asegurado que quiere ganar «las elecciones generales, las europeas, y volver a reunir a todos aquellos que en su día estuvieron en torno al PP».
La “militante de base” Santamaría, ante los leones del Congreso
Si a Cospedal le ha acompañado la escenografía para reivindicar toda su experiencia, Soraya Sáenz de Santamaría ha afirmado que es “una militante de base” por ello ha anunciado su candidatura en la calle, frente al Congreso de los Diputados, respondiendo a la prensa y recordando su paso por el Gobierno y la oposición. Primer paso para marcar diferencias.
«Soy una militante más y me presento a ofrecer lo que creo que quieren muchos militantes: unidad, responsabilidad e integridad. Y lo hago con toda humildad y con toda generosidad», ha declarado Santamaría a los periodistas en la puerta de los Leones del Congreso de los Diputados.
Además, Sáenz de Santamaría ha subrayado que se presenta porque cree que España «necesita un PP unido y fuerte» y ha añadido que es el momento de «dar un paso más» en la «igualdad real». «Cuento con todos en mi partido y quiero que todos sepan que pueden contar conmigo», ha manifestado.
Proyectos integradores
Las dos candidatas han enfocado su comparecencia explicando esa idea de “integración” que las dos buscarán, algo que muchos dudan que se vaya a producir por la lejanía en la que se encuentran. La duda es, ¿podrían incluir a otros candidatos?
Santamaría y Cospedal no son las únicas que han dado un paso al frente. Este lunes fue Pablo Casado quien dio la sorpresa y anunció que pelearía por liderar el PP. El vicesecretario de Comunicación del Partido Popular espera arrastrar al voto joven del partido y conseguir así golpear a la vieja guardia de la formación conservadora, a la que le costó tomar la decisión. En sus palabras ante los medios en Génova 13, Casado afirmó que no se podía “seguir arrastrando los pies” en clara alusióin a sus jefes.
Otro de los nombres que también estará en la batalla es el exministro de Exteriores José Manuel García Margarllo. Fue un hombre fuerte en el primer gobierno de Mariano Rajoy y abandonó tras sus discrepancias, profundas y públicas, con la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. Ahora, Margallo mantiene que estará hasta el final y que no se plantea integrarse en ninguna otra candidatura.