¿Cómo es capaz de acceder la Policía a nuestro teléfono? Algo que parece de ciencia ficción se llama SITEL. Es el sistema informático que permite la interceptación de las comunicaciones de forma ágil y sin rastro, imperceptible para el sujeto investigado.
Un método clave en numerosas investigaciones y que permite las grandes investigaciones policiales en la lucha contra el terrorismo, el narco y otros delitos graves. Muy simplificado, el proceso es el que sigue: cuando reciben la correspondiente autorización judicial, los agentes se ponen en contacto con la compañía telefónica para solicitarle que libere la línea para intervenir el teléfono. Después, el Policía o la Guardia Civil debe introducir una clave que lo identifica, de forma que quedará registrado a qué hora hizo uso del sistema, durante cuánto tiempo y en qué terminal.
Los datos se reciben en las dos centrales de monitorización con que se cuenta en los cuarteles de la Policía y la Guardia Civil, que tienen también ramificaciones en las distintas unidades de investigación policial de toda España. Todos los datos obtenidos quedan almacenados en un disco duro.
En el caso de la intervención de correos electrónicos, todos los mensajes enviados y recibidos a la cuenta intervenida son desviados a un correo creado por el agente.
SITEL opera en llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes de texto e incluso whatsapp. Aunque en este último caso, con problemas. A principios de año los agentes trasladaron su preocupación por las dificultades que este sistema se encuentra para acceder a esta nueva vía de comunicación, por otra parte, cada vez más frecuente entre los delincuentes y que, según el anteproyecto de Enjuiciamiento Criminal, también podrá ser intervenida por la Policía sin contar contar con previa autorización judicial.
Segun una queja remitida a principios de año por la Confederación Española de Policía al Consejo de la Policía, “no existe en este momento la posibilidad de interceptar los mensajes de WhatsApp, al menos no en las plantillas periféricas”. “Dado que buena parte de las redes organizadas de criminales emplean esta herramienta para transmitirse novedades, fijar citas o remitir instrucciones, es más que necesario poder abrir la puerta a una intervención técnica que permita, como se hace con el resto de las opciones de un teléfono móvil, la observación, siempre bajo autorización judicial previa”, se advertía en el documento.