El hecho de que el pederasta haya cometido sus delitos en un radio muy limitado, y con todas las precauciones, indica que se conoce bien esa zona, aunque no necesariamente que viva en ella.
Su mapa de actuación traza un recorrido que los investigadores no han pasado por alto: los puntos en los que dejó abandonadas a las niñas se encuentran en zonas muy próximas a las grandes vías de acceso y salida de Madrid, las autopistas M-11 y M-40,lo que le permitiría una rápida escapatoria, en caso de ser descubierto.
Es por ello, que los expertos de la Policía no descarten que su lugar de residencia habitual se localice fuera de la ciudad y que su residenciahabitual no se corresponda con el piso al que llevó a las niñas secuestradas en abril y junio y donde abusó de ellas. Las propias pequeñas afirmaron ante los agentes que se trataba de una vivienda «con pocos muebles y muchas cajas», algo que llama la atención de los investigadores y les lleva a no descartar esta hipótesis. Es lo que en argot policial se conoce como «piso de seguridad«, un lugar en el que el agresor se siente particularmente cómodo para cometer sus delitos y que quedaría enmarcada en los límites trazados por los distritos de Ciudad Lineal, San Blas y Hortaleza.
Lo que sí está claro es que el pederasta conoce bien la zona en la que secuestró y dejó a las pequeñas. Se cuidó de que fuesen calles libres de videovigilancia para evitar cualquier rastro, y algunas también poco transitadas. Algo esencial teniendo en cuenta que, según varios testigos, merodeaba durante varios días los barrios.
Así ocurrió, por ejemplo, en el secuestro de la niña china, el pasado 17 de junio, en la calle Luis Ruiz, del distrito de Ciudad Lineal. Algunos vecinos afirmaron haber visto al hombre camuflado tras los vehículos, enfrente del bazar que regentaban los padres de la pequeña, y ofreciendo a su víctima gominolas y gomitas para tratar de ganarse su confianza. Esto ocurrió, al menos, un día antes de llevar a cabo el rapto, pero en la calle no existen cámaras de seguridad que pudiesen recoger grabación alguna.
El pasado viernes, el pederasta arriesgó más y perpetró el secuestro en una zona aledaña a dependencias policiales de Hortaleza. A pesar de ello, tampoco existen grabaciones.
Ese grado de conocimiento podría explicarse, según expertos policiales, porque el pederasta haya residido allí y conserve aún alguna vivienda. O porque su lugar de trabajo esté localizado en la zona. Para ello se apoyan además en la conocida como teoría del círculo Canter, que explica que el lugar de actuación de un criminal tiene para él un significado personal.
Según esta teoría, se trata de unir las zonas más alejadas correspondientes a una serie de delitos supuestamente obra de un mismo autor, y dibujar a continuación una circunferencia tomando la recta como diámetro. La vivienda del culpable, o el piso que utiliza para sus delitos, se hallaría dentro del círculo.
Pero Canter distinguía entre dos tipos de delincuentes: los que se desplazan para cometer sus crimenes a una base que está en este círculo o los que tienen su casa dentro de esta zona. Canter investigaba el posible domicilio del delincuente o su posible trabajo, ambas localizaciones también podrían estar relacionadas con la zona donde decide atacar. Al mismo tiempo, el criminal evitará ciertas zonas muy cercanas al lugar en el que se mueve en su «vida socializada», su día a día, para evitar ser identificado. Es lo que se conoce como «perímetro de seguridad».