Sencilla, austera y sobrecogedora. Así es la procesión de «Los Negros» en la pequeña localidad abulense de Bonilla de la Sierra , de 120 habitantes, que en este Viernes Santo ha vuelto a anunciar la muerte de Cristo por las empedradas calles, que son Conjunto Histórico-Artístico desde 1983.
El anuncio lo han realizado tres personas -Los Negros- que, distanciados por unos 30 metros y en torno a 50 pasos, han ido saliendo de forma pausada desde la sacristía de la impresionante iglesia de San Martín de Tours (XV), en un silencio que ha dejado el protagonismo a los instrumentos que portaban.
Ataviados con hábito, verdugo y cíngulos negros, los tres personajes de esta singular procesión han comenzado a anunciar la muerte del hijo de Dios, repitiendo este mediodía la misma ceremonia que ya pudo contemplarse en la madrugada del Jueves al Viernes Santo.
El primero en aparecer ha sido Luis Fernández que, a sus 73 años, lleva participando de forma ininterrumpida como uno de Los Negros, desde que hace 27 años el Ayuntamiento de esta villa de origen medieval y cabeza de señorío eclesial recuperase esta tradición de la Semana Santa que había dejado de celebrarse.
Mientras Fernández ha caminado a unos 20 pasos por minuto, el silencio ha protagonizado un recorrido sólo interrumpido por el sonido de una especie de fagot que el joven Carlos Jiménez, de 16 años, ha hecho sonar cada 25 pasos.
Una vez escuchado este instrumento de viento, el tercero de Los Negros, José Blázquez, ha tocado tres veces el bombo que portaba y que ha hecho estremecer hasta los cimientos de la iglesia de San Martín de Tours.
De esta manera se ha celebrado hoy en Bonilla de la Sierra el Viernes Santo, con una procesión cuya distancia de unos 500 metros, ha tardado en completarse más de una hora dada la cadencia del paso de los protagonistas.
Según ha explicado a Efe mientras se vestía en la sacristía del templo Luis Fernández, el más veterano de Los Negros, esta tradición ha sido siempre «un pregón que se daba al pueblo, anunciándole lo que iba a pasar».
Sus protagonistas participan «voluntariamente», ha aclarado el encargado de iniciar un desfile procesional que ha recorrido las calles del pueblo, cumpliendo con su vocación austera y sin que nada ni nadie a su alrededor perturbe la concentración de los tres protagonistas de la procesión.
Una procesión que ha estado precedida por la celebración de un pequeño Vía Crucis en el que han participado una quincena de personas, algunas de las cuales han portado cruces por las calles del pueblo en medio de un silencio sepulcral.
Este año la procesión de Los Negros ha contado con la participación por primera vez del joven Carlos Jiménez, que a sus 16 años ha tomado el relevo de Esteban Jiménez, que hace casi un año murió a los 54 años, tras haber sido uno de los implicados en la recuperación de esta costumbre.
Jiménez ha explicado a Efe que, además de por «mantener la cultura y la tradición», su participación como uno de Los Negros en esta procesión ha sido «en honor al antiguo negro, Esteban Rodríguez», que era un hombre «muy querido» tanto por el pueblo, como por él.
Por ello, además de llevar puesto su uniforme, Carlos Jiménez también ha tocado durante el recorrido esa especie de fagot que el fallecido había hecho.