«Hay muchísima gente caminando desconcertada por las calles. Están confusos y asustados; muchos lloran», relata un testigo a la CNN desde Katmandú. «Caminan con sus familiares y sus mascotas en brazos, sin atreverse a ponerse bajo un techo. Se sabe que hay mucha gente atrapada en los escombros y decenas de voluntarios tratan de rescatarlos», añade.
Con un balance de víctimas que supera los mil muertos, los nepalíes tienen miedo a estar bajo cubierto. «Estamos asustados; esperamos que haya réplicas», cuenta Shiwani Neupane desde Kathmandu. «Estamos sentados en la calle escuchando las noticias en las radios de los coches porque no hay electricidad. Escuchamos que hay muchos edificios derruidos. Nosotros los hemos visto», cuenta.
De acuerdo con su descripción, hay ambulancias y policía por todas partes. Llevan máscaras. «Todo el mundo está asustado».
«Estamos intentando sacar a la gente enterrada entre los escombros», dice a DPA Sudip Budhathoki, que se ha ofrecido como voluntario en las labores de rescate en uno de los barrios antiguos de la ciudad. «Algunos turistas también están ayudando», añade en referencia a los muchos visitantes que recibe la ciudad, y que ahora se encuentran varados tras el cierre temporal del aeropuerto.
«Al menos estamos vivos»
Templos y monumentos históricos han quedado reducidos a la nada, incluidos el conjunto arquitectónico de la Plaza Durbar y la Torre Dharahara, declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
«Todos los templos están destrozados», relata Kashid Shresta, un escritor afincado en la capital nepalí, en referencia a la desoladora imagen de la Plaza Durbar. Había una campaña de donación de sangre en uno de los sitios históricos, explica. El edificio colapsó y parece que todos han muerto. «Es una tragedia nacional».
Los medios locales muestran imágenes de devastación absoluta , con calles agrietadas y llenas de escombros y heridos a la espera de ayuda. «Mi casa en Ranipauwa, cerca de Katmandú, está totalmente destrozada. Pero al menos estamos vivos», dice Puja Lama. Anish Chettri, oriundo de Dolakha, cuenta que su pueblo ha quedado destruido por completo.
El terremoto provocó cortes eléctricos y telefónicos «Centenares de personas se encuentran enterradas y aún no han podido ser rescatadas«, señalaba Sarita Pariyar, del distrito de Sundupalchowk. Según las organizaciones humanitarias, aún no es posible valorar con precisión lo terrible de la situación.
«La devastación domina por todas partes. Vi cómo los escombros de un edificio que se desplomaba golpeaban a dos personas en la New Road», cuenta Yogesh Sitaula, mientras camina por la ciudad. «Hay edificios y muros derrumbados por todas partes. La gente es asistida en plena calle, los hospitales están saturados». En el aeropuerto sólo se permite el aterrizaje de aviones con ayuda de emergencia.
En otro punto de la ciudad, el estudiante Shyam Krishna relata cómo vio desplomarse una iglesia en la que se habían congregado 40 ó 50 fieles. Quienes pueden, tratan de ayudar, pero faltan medios, sobre todo equipamiento pesado. Y para muchos voluntarios, no queda otra opción que retirar los pesados escombros con sus propias manos.
Los niños representan la mitad de la población
Unicef señaló este sábado que está movilizando una respuesta urgente para atender las necesidades de los niños afectados por el terremoto registrado hoy en Katmandú, Nepal.
En una nota de prensa, advierte de que «con los niños representando la mitad de la población del país, Unicef teme que este desastre, que ya ha provocado la muerte de cientos de personas, tenga un grave impacto en los niños».
Señala que tiene preparados suministros, incluyendo tabletas de purificación de agua, kits de higiene, lonas y suministros de nutrición, y está trabajando con los gobiernos y otros aliados para atender las necesidades inmediatas de los niños en materia de agua y saneamiento, protección de la infancia, salud y nutrición.