La inhalación de monóxido de carbono frena el sistema de alerta y puede dejar los sentidos tan adormecidos que las piernas no responden aunque la persona sienta que necesita ayuda.
Debilidad, cansancio, náuseas, dolor de cabeza, pérdida de consciencia… son los síntomas de esta intoxicación que en media hora causa la muerte si la persona no recibe ayuda. Es la muerte duelce.
El doctor Tomás Camacho explica que el proceso es muy rápido en el momento en el que este gas se adhiere a la hemoglobina, que transporte el oxígeno. El problema es que las señales de una intoxicación frenan la respuesta de la persona, porque afectan a sus sistema neurológico. El afectado tiene sueño, está cansado, se duerme…
El forense José Antonio García Andrade explicó a Efe que se trata de una muerte dulce porque no da sensación de ahogo, ni de asfixia. La mayoría de las víctimas no se percatan de lo que está ocurriendo. Y si fueran conscientes, puede sufrir una especie de parálisis de las piernas que les impide salir a buscar ayuda. O huir del peligro, con solo salir de la habitación o abrir las ventanas.