Cerca de las tres de la madrugada del pasado día 1 de abri, una llamada a Salvamento Marítimo alertaba de la colisión entre un pesquero, el ‘Mar de Marín‘, con diez tripulantes a bordo, y el ‘Baltic Breeze’, un buque mercante dedicado al transporte de automóviles que se dirigía al puerto de Vigo.
Un accidente algo extraño ya que la torre de control de tráfico del puerto de Vigo avisó varias veces al puente de mando del pesquero de que iba en un «rumbo peligroso» antes de colisionar contra el mercante.
A consecuencia de la colisión, el pesquero se hundió y tres de sus tripulantes murieron. Además, cinco fueron rescatados con vida por una lancha de vigilancia aduanera y otros dos pescadores están desaparecidos desde entonces.
Los fallecidos son, según el ‘Faro de Vigo’, los gallegos Alejandro García Castro y Carlos Santos Villar y el marroquí Hassan Boudra, mientras que Manuel Domínguez Mallo y el ghanés Alexander Nketiah son los dos tripulantes desaparecidos.
Por su parte, sobrevivieron al mortal accidente Gonzalo Santiago Torres, Juan Ramón Santiago Torres, Gumersindo Márquez Aris, Francisco Javier Pazo San Jorge y el biólogo ferrolano Nicolás Mira Curat.
Manuel Domínguez Mallo
Según publicaba ‘La Voz de Galicia’, una llamada del armador a las cuatro de la madrugada a la casa de Manuel Domínguez Mallo, en el barrio de la Cuesta, en la localidad pontevedresa de Marín, fue la primera noticia que tuvieron en su familia de trabajadores del mar sobre la tragedia del Mar de Marín.
Manuel, de 52 años -a punto de cumplir 53-, tiene una gran experiencia a bordo de este pesquero, que conoce como la palma de la mano.
Con casi 40 de trayectoria en el mar (empezó con 14), está soltero y es el tercero de cinco hermanos. En el ‘Mar de Marín’ es el veterano, nadie como él conoce una embarcación en la que se había enrolado por primera vez a principios de la década de los 90.
Manuel, de carácter afable y casero, asiste regularmente a una iglesia evangélica de la localidad pontevedresa y cuando está en tierra se dedica a sus sobrinos. Quienes le tratan no escatiman en elogios. Tanto en lo personal por su condición de persona hogareña y sencilla, como en lo profesional. «Se llevaba con todo el mundo y en el barco le querían mucho», apunta con cariño su hermana mayor, Josefa. El padre, Manuel Domínguez Dopazo, destaca de su hijo que «era muy buen marinero». Lo dice desde el conocimiento de la que ha sido su profesión, y también la de otro de sus hijos, el que horas después de regresar del Gran Sol tenía que desplazarse a Vigo para seguir las labores de rescate de su hermano.
Sus padres recuerdan la última vez que lo vieron, el pasado domingo, antes de que se embarcara. Su padre apenas puede contener las lágrimas. «Lo único que sabemos es que ha desaparecido. Este es un palo muy grande». «Ojalá aparezca, por lo menos queremos enterrarlo», confiesa a ‘La Voz de Galicia’, mientras se entretiene con tareas domésticias. «Trata de distraerse, estamos todos bastante mal», agrega Josefa.
Esta familia marinera hasta ahora nunca había soportado una tragedia como ésta. «Hay muchos hogares que la han pasado, pero hasta ahora nosotros no», apuntaban emocionados al mencionado diario.
Mercedes, otra hermana de Manuel, contaba que «lo peor ya lo sabemos» y relataba que habían recibido condolencias de mucha gente, incluido el presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Alexander Nketiah
El otro desparecido es Alexander Nketiah, natural de Ghana, donde había dejado a su familia, y que llevaba ya muchos años trabajando como marinero en Marín.
Sus compañeros de piso y un familiar que también reside en Marín, esperan angustiados cualquier noticia del marinero. Originario de la localidad ghanesa de Apam, Alexander tiene 56 años de los que ha pasado la última década viviendo y trabajando en Marín.
En su país de origen tiene mujer y tres hijos, cuyas fotografías constituyen prácticamente el único adorno de las paredes de su habitación, en un piso compartido de Marín, según cuenta ‘El Faro de Vigo’.