La conjunción entre el profesorado, muy bien formado y prestigioso, la escuela, la familia y la sociedad ha logrado que el sistema educativo de Finlandia, admirado en todo el mundo, sea capaz de alcanzar la excelencia sin arrinconar la equidad.
El docente y orientador psicopedagógico Xavier Melgarejo, experto en el modelo finlandés, descubre sus claves en el libro «Gracias, Finlandia. Qué podemos aprender del sistema educativo de más éxito» (Plataforma Editorial).
Entrevistado por Efe, destaca cómo Finlandia pretende mantener el Estado del bienestar y crear una sociedad del conocimiento al alcance de todos.
«Esto la diferencia de otros países -precisa-, que puede que tengan ahora mejores resultados en PISA (Evaluación Internacional de Estudiantes de la OCDE), especialmente los del sureste asiático, donde se prima mucho la excelencia, pero no la equidad».
Los alumnos del sureste asiático dedican al estudio horas y horas en la escuela y fuera, con una inversión enorme de las familias y el Estado.
Por el contrario, Finlandia es el país de la OCDE con menos horas de currículo y unos resultados muy buenos.
Lo consiguen «sin esta locura de presión sobre los chicos» y con una «gran equidad», defiende Melgarejo, que ha vivido varios años en ese país.
Llama la atención sobre cómo obtiene mejores resultados que los países nórdicos, los más parecidos culturalmente, a pesar de contar con menos recursos.
«La principal diferencia es que la formación del profesorado es extraordinaria -subraya-, tanto en primaria como en secundaria».
Hay más factores: la familia, la escuela y las estructuras socio-culturales forman un «engranaje», son piezas que encajan.
Las familias consideran la educación y la formación como una prioridad propia, dan «apoyo total» a la escuela, al valor de la educación.
El profesorado finlandés está bien preparado, pero el director también; la titularidad de las escuelas públicas es municipal y los ayuntamientos reciben transferencias del Estado.
Los niños nunca aprenden a leer antes de los siete años y la escolarización es mas tardía que en España; sin embargo, ya destacan a los nueve años.
¿Por qué? Tienen el mejor profesorado de todos, presente desde el primer aprendizaje, cuando se estructuran el lenguaje y el pensamiento, responde Melgarejo, doctor en Pedagogía por la Universidad Ramon Llull con una tesis sobre la formación docente en Finlandia.
Los maestros suelen ser las personas de nivel formativo más alto, una «elite»; se les exige una nota de acceso a Magisterio superior a nueve.
«Es así porque la gente los valora, los quiere y porque cree en la educación», enfatiza.
Las familias leen, animan a los hijos a la lectura y los llevan frecuentemente a la biblioteca.
«Los padres -explica- fomentan muchísimo la responsabilidad sobre la vida personal y el aprendizaje con una actitud tremendamente positiva hacia el trabajo, el estudio y el respeto al profesorado y los demás».
También ayudan las estructuras socioculturales como los medios de comunicación o la iglesia luterana (la lectura de la Biblia es «esencial», aunque la población no sea especialmente practicante).
Los programas televisivos extranjeros se emiten en versión original subtitulada para agilizar la lectura y aprender inglés.
Reconoce Melgarejo que el rendimiento de los finlandeses ha bajado un poco.
«La equidad, de alguna manera, ha quedado tocada en la crisis», pero se van a tomar políticas para fomentarla y corregir que algunos sectores no vean la educación como prioritaria.
«En Finlandia se han dado cuenta de que los pequeños recortes que han hecho en la educación ahora los han pagado», señala.
¿Y es trasplantable el modelo a España? Igual que un olivo no puede crecer en Finlandia, responde, su sistema no es aplicable aquí tal cual.
«Pero podemos aprender. Es esencial la implicación de la familia y políticas para compatibilizar la vida laboral y la escolar (…) En Finlandia -añade-, la ayuda a la mujer es muy importante».
La sociedad debe valorar la educación y al maestro. El nivel del profesorado español no es malo, pero debe mejorar su formación porque el finlandés es «estratosférico».
Sobre la Lomce, indica que siempre hay aspectos positivos en todas las leyes; tal vez mejore el rendimiento, pero a costa de la equidad.
Pero los problemas no se resuelven sólo con leyes. «Si no hay un pacto nacional de educación, no saldremos adelante. Es un tema de seguridad nacional», apostilla.
Jesús Lozano.
(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Códigos: 4575561; 4575538 y otros)