La cooperante navarra de Médicos Sin Fronteras con riesgo de padecer ébola se encuentra ya en la sexta planta del hospital Carlos III de Madrid, donde permanecerá en observación, aislada de forma preventiva, hasta que se le realicen las pruebas que determinen si está contagiada por el virus.
La doctora, que ayer se pinchó con una aguja mientras trataba a un paciente confirmado de ébola en un hospital de Bamako, capital de Mali, ha llegado al hospital en dos ambulancias del Summa 112 de la Comunidad de Madrid y un tercer vehículo, también del SUMMA, que han entrado por la puerta trasera del hospital. La cooperante fue repatriada desde el país africano en un avión medicalizado fletado por la ONG, que optó por el traslado por sus propios medios pese a que Defensa puso a su disposición un avión militar.
La cooperante, que no presenta ningún síntoma, recibirá un aislamiento similar a los que ya se han practicado con los tres pacientes españoles confirmados de ébola, los sacerdotes Miguel Pajares y Manuel García Viejo (ambos fallecidos) y la auxiliar de enfermería Teresa Romero, que sí logró superar la enfermedad.
Según han informado fuentes sanitarias, la mujer deberá permanecer un mínimo de 21 días, el periodo máximo para la incubación del virus del ébola. De todas formas, las próximas 48 horas se consideran decisivas, ya que las pruebas determinarán si efectivamente se ha contagiado. El hecho de que no presente síntomas significa que no puede tampoco transmitir la enfermedad.
El portavoz del Comité Especial para la Crisis del Ébola, Fernando Simón, desmintió ayer que se trate de una paciente de alto riesgo, ya que no muestra síntomas pero ha querido destacar la rapidez con la que se ha trabajado. «No está enferma, no va a contagiar a nadie y se le va a hacer una cuarentena preventiva», destacaba Simón, quien también explicó que serán los médicos los que «valorarán» si se le suministra un tratamiento profiláctico mientras está en observación.
«Nuestra compañera no tiene ébola», ha recordado esta mañana Joan Tubau, director general de Médicos Sin Fronteras España, que ha pedido máxima discreción con la identidad de la cooperante y ha explicado también que en ningún momento se produjo contacto con sangre del paciente. Tubau ha insistido en que la decisión del traslado se tomó de forma prácticamente automática como establece el protocolo ante un eventual contagio. La evacuación médica en estos casos se produce para que sea atendida «lo más cerca posible de la mejor atención que sea posible», ha explicado el dirigente de MSF, que ha informado de que la doctora se encuentra «bien y cuidada».
Tubau ha explicado también que la situación de los equipos de la ONG es muy complicada, ya que, mientras en países como Liberia parece que la epidemia está remitiendo, en otros se detectan repuntes y los recursos, ha dicho, distan de ser los adecuados.
«La probabilidad de contagio es relativamente alta cuando ocurre algo así», afirmó ayer Simón. Sin embargo, no existen datos fiables sobre si el riesgo en estos casos es alto o bajo.
Hasta ahora se han registrado ocho muertes en Malí durante la epidemia. La última, ayer mismo, la de un médico que atendía a pacientes de ébola. La Organización Mundial de la Salud (OMS) contabiliza has el momento 5.420 muertos y 15.145 casos por el brote de ébola iniciado en Guinea y extendido a otros siete países.
La presidenta del Gobierno de Navarra, Yolanda Barcina, ha trasladado su deseo de que la cooperante no se haya contagiado y ha destacado que el hospital Carlos III es el mejor preparado de España para estos casos. Preguntada sobre si el Gobierno foral ha hablado con la familia de la cooperante, Barcina ha pedido «discreción» y ha señalado que es la consejera de Salud la que está haciendo las gestiones necesarias. «Estamos al tanto para que tenga la mejor atención médica», ha apuntado.
La cuarta persona repatriada
La cooperante repatriada hoy es la cuarta persona que el Gobierno traslada desde que comenzó la crisis del ébola, después de los sacerdotes Miguel Pajares y Manuel García Viejo y la monja Juliana Bonoha, que no estaba contagiada.
El 7 de agosto de 2014 comienza el historial del ébola en España, cuando el religioso Miguel Pajares, infectado con el virus, y la monja de origen guineano y pasaporte español Juliana Bonoha. que no estaba contagiada, fueron ingresados en el Hospital Carlos III de Madrid, tras llegar de Liberia en un avión del Ejército del Aire.
Tan sólo cinco días después, el sacerdote, que fue tratado con el suero experimental Zmapp, fallece y se convierte en la primera víctima del ébola en Europa.
La monja Juliana Bonoha ingresó en el mismo centro hospitalario que el sacerdote, del que salió a los 21 días -el 28 de agosto-, tras haberse recuperado de las fiebres tifoideas que le fueron diagnosticadas y una vez que terminó el periodo de incubación.
La segunda repatriación tuvo lugar el 22 de septiembre, cuando el religioso y médico García Viejo, infectado de ébola, llega a Madrid desde Sierra Leona en un avión medicalizado e ingresa en el mismo hospital que Pajares, aunque fallece tres días después.
La auxiliar de enfermería Teresa Romero, que atendió a García Viejo durante su enfermedad en el Hospital Carlos III, da positivo por el virus el día 6 de octubre, lo que la convierte en la primera contagiada fuera de África.
Treinta días después, la auxiliar supera la enfermedad y sale del centro sanitario. Tras la curación de Romero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció un periodo de cuarentena para España hasta el próximo 2 de diciembre.