Ni la hermana del expresident de la Generalitat, Maria Pujol y Soley, ni su esposo, abogado e historiador de la economía, Francesc Cabana i Vancells, sospechaban la existencia de una fortuna oculta fuera de España.
«La sorpresa fue absoluta, mayúscula, lo que me hace pensar que él estaba un poco al margen de toda la gestión de este dinero», ha incado Cabana. «He puesto tantas veces las manos en el fuego por Jordi Pujol que debo tenerlas bien quemadas«.
La noticia pilló al matrimonio por sorpresa. El viernes 25 de julio Jordi Pujol apareció en el domicilio y confesó lo que, pocas horas después, haría llegar a los medios a través de un comunicado.
Pese a que Pujol explicó que el dinero se trata de una herencia recibida de su padre, Florenci Pujol Brugat, en 1980, su hermana Maria ha comunicado no tener constancia del dinero: una herencia que, pese a las tres amnistías fiscales decretadas por los gobiernos españoles, no había tenido tiempo de regularizar.
Maria Pujol, publica La Vanguardia, no heredó ni un solo céntimo de su padre, tan solo algunas acciones de Banca Catalana. El diario también asegura que Jordi Pujol visitaba frecuentemente al matrimonio y que nunca comentaron los rumores sobre algunos de sus hijos, particularmente, Jordi Pujol Ferrusola.
Cabana cree que el expresidente catalán dejará todos sus cargos en Covergencia Democrática de Cataluña. «Tengo una sensación de indignación, que ahora empieza a ser un poco de compasión porque lo querrán deshacer y liquidar», ha señalado.
Cabana, cuñado de Pujol, fundó junto al expresident Banca Catalana en 1959. En los 80 fue acusado de apropiación indebida, falsedad en documento público y mercantil y maquinación para alterar el precio de las cosas, en el caso Banca Catalana, siendo finalmente absuelto. En 1998, la Generalidad le concedió la Cruz de San Jordi.