Alejandro Macarrón, autor de ‘El suicidio demográfico en España’, traza un presente y un futuro negro sobre la situación de la población española: una sociedad que envejece demasiado rápido, con una baja natalidad y con pocas políticas de estímulo para revertir la tendencia. “Necesitamos 250.000 nacimientos para frenar este desastre demográfico silencioso”, advierte el experto, director de la Fundación Renacimiento Demográfico, un centro de estudio sobre la materia.
Macarrón explica que la baja natalidad tiene un gran coste social y económico: “Cada nacimiento reportará al país en términos de riqueza unos dos millones de euros, a lo largo de 80 años. Se hace esta estimación teniendo en cuenta el PIB per cápita. Si necesitamos 250.000 nacimientos más al año para no perder población, significa que cada año estamos perdiendo 500.000 millones de euros”.
La estructura demográfica de España no difiere de la media europea, aunque la tasa de fertilidad está un poco por debajo. Lo distintivo es que el envejecimiento de la población se ha producido de forma más rápida.
Desde 1975, la edad media de los españoles ha envejecido unos diez años, hasta situarse en los 43 años, y esta evolución tiene que ver en un 75% por la caída de la natalidad (el número de hijos por mujer baja a 1,32), y en el 25% restante por la longevidad y mayor esperanza de vida, que se sitúa en los 82 años. “El panorama es dramático. Vamos a una sociedad envejecida y menguante, con ejemplos como Ávila, donde en este siglo se perderán dos tercios de su población”.
Macarrón establece las siguientes proyecciones y realidades demográficas: entre el 25 y el 30% de las mujeres no serán madres; los nacimientos caerán un 25% en los próximos diez años y la mitad de los jóvenes no tendrán nietos.
«Hay menos nacimientos que a finales del siglo XVIII»
“La natalidad ha bajado tanto que hoy hay menos mujeres que dan a luz que a finales del siglo XVIII. Y hay que tener en cuenta el riesgo de entonces de morir en el parto”.
¿Y el desplome económico, qué efecto ha tenido en la crisis demográfica? Macarrón considera que ha sido limitado ese efecto, porque la caída de los nacimientos, en un diez por ciento, se relaciona con la fertilidad, que se ha reducido un 7%.
La pérdida de población y la longevidad tendrá un coste sustancial para las generaciones futura, advierte. Ahora, uno de cada ocho euros se dedica a las pensiones y hay que sumar el déficit de la Seguridad Social, en 45.000 millones, mientras se recorta el fondo de reserva. “Vamos a tener pensiones más gravosas y peores”, subraya.
En 50 años, por cada nacimiento habrá dos muertes
¿Puede colapsar el sistema si sigue la tendencia? “No sé si habrá un efecto abrupto, pero la situación será dramática”, dice Macarrón, que añade: “En 50 años, por cada nacimiento morirán dos personas”.
El demógrafo sostiene que esta situación debe afrontarse con una política fiscal y de pensiones que incentive a las familias con hijos, con medidas de conciliación personal y laboral y con sensibilización social: “No se habla de esto. De que estamos ante una enfermedad silenciosa, grave y desatendida”. Cita a Francia y Suecia como países que han empezado a tomarse en serio la crisis demográfica, con un sistema fiscal y de cotizaciones que premia a los hogares con niños.