Ernest Lluch, ministro de Sanidad y Consumo durante la primera legislatura de Felipe González (1982-1986), fue asesinado por la banda terrorista ETA un 21 de noviembre de 2000. Buen conocedor de Euskadi y de la cultura vasca, el exministro socialista era un firme defensor del diálogo con el nacionalismo democrático vasco para terminar con ETA, encontrar una solución política pactada y poner punto y final al conflicto vasco. Un posicionamiento que le costó la vida.
Fue asesinado la noche del 21 de noviembre de dos disparos en la cabeza cuando se encontraba en el garage de su domicilio en la Avenida de Chile de Barcelona. Seis años después del final de la «lucha armada» anunciada por la banda terrorista, la organización, que ha entregado un importante arsenal de armas, está muy debilitada pero no disuelta.
Sanidad pública y gratuita
Catedrático de Economía, profesor universitario y militante del PSOE desde la dictadura, es recordado sobre todo por el legado que dejó en materia sanitaria durante sus años como ministro, cuando se enfrentó a los sectores más conservadores del mundo sanitario para universalizar la sanidad pública y gratuita.
Político de diálogo
Familiares y compañeros del PSC homenajearon el pasado domingo a Ernest Lluch, en un acto en el que se puso de relieve su capacidad para el diálogo y su defensa de las soluciones políticas para resolver los conflictos.
Miquel Iceta, líder del PSC, definió a Lluch como un hombre «de diálogo y humanista» y reivindicó sus ideas para encontrar una solución dialogada a la situación política de Cataluña. «El diálogo se debe producir entre los que piensan distinto y entre los que tienen disposición de modificar las posturas de partida y dejar de lado sus dogmas», señaló.
El homenaje, celebrado en el cementerio del municipio de Maià de Montcal (Girona), donde Lluch tenía una residencia, contó con la presencia de Eulàlia Lluch, hija del exministro. Preguntada sobre cual sería la posición política de su padre respecto al 155 y la declaración unilateral de independencia, afirmó que probablemente apostaría por el diálogo. «Aunque no me atrevo a decir qué pensaría mi padre del momento actual que nos toca vivir, seguro que habría defendido el diálogo y el pacto», aseguró.
Minutos antes que de finalizara el acto, miembros de la familia y distintos cargos socialistas se acercaron a la tumba del fallecido para hacer una ofrenda floral y secundar un respetuoso minuto de silencio en su memoria.