El primer sorteo de Lotería, abierto al público, se celebró el 10 de diciembre de 1763 en la Sala del Real Consejo y la combinación ganadora fue 18, 34, 80, 51 y 81. Por entonces no existían los bombos y los números, impresos en pequeños boletos introducidos en bolas idénticas de marfil, fueron extraídos de una pequeña arca de madera por una mano inocente.
Aquella mano fue un niño de siete años llamado Diego López, alumno del colegio de San Ildefonso, que antes de acercarse a la arquita mostró su mano derecha al público y se persignó circunspecto. Luego extrajo la bola, la besó y se la dio al señor fiscal, que la abrió y la leyó en alto, primero el número y luego el nombre de la doncella asignada para tal número.
Para reforzar el carácter benéfico del sorteo, cada uno de los noventa números había sido asignado a una doncella en situación de orfandad, que recibiría un premio en metálico para sumar a la dote con la que serían casadas.
Aquella primera recaudación ascendió a 187.516 reales y 11 maravedíes, repartiéndose premios por 29.475 reales. Si quitamos unos 24.000 reales de gastos de administración, el beneficio neto superó los 133.000 reales, una cantidad que no dejaría de ascender en futuros sorteos.
La Lotería Nacional como hoy, en 1812
El primer sorteo de la nueva Lotería, más parecida al sorteo actual, se celebró en Cádiz el 4 de marzo de 1812. Se pusieron a la venta billetes correlativos, que en sus primeras ediciones iban del uno al 20.000. Cada número estaba dividido en partes, pudiéndose adquirir números enteros, medios o cuartos. El primer sorteo se celebro en el número 10 de la gaditana Plaza de San Antonio.
Se contó con dos rudimentarios bombos de forma cilíndrica. Uno de ellos contenía los números del uno al 20.000 impresos en tarjetas o cédulas de papel; el otro, los premios, hasta 250. Se extraía una cédula de cada bombo y se emparejaba el número ganador con el premio correspondiente, repitiendo el proceso hasta que se terminaban los premios. Cada diez números, aproximadamente, se removían bien los cilindros.
Los números con premio se cobraban directamente. La parte total si eran números enteros, vendidos a 40 reales, o la parte proporcional si eran medios o cuartos. El sorteo daba premios de consolación o reintegros para los números que se acercaban a los ganadores. El porcentaje de la recaudación que se destinaba a premios era el 75%, siendo el otro 25% la ganancia destinada a otros menesteres.
La fama de la lotería nacional en España fue inmediata. Prueba de ello fue que en el segundo sorteo, celebrado el 2 de abril, se agotaron los números y surgieron las reventas, que obtenían hasta un 33% de ganancia según las crónicas periodísticas de la época.