La Audiencia Nacional ha condenado este miércoles a 11 de los 13 exdirectivos de la empresa filatélica Afinsa por delitos de estafa agravada, insolvencia punible, delito continuado de falseamiento de las cuentas anuales, blanqueo de capitales y delito contra la Hacienda Pública a penas que en los casos más graves alcanzan los 12 años de prisión, como es el caso de Juan Antonio Cano Cueva, el expresidente, por considerarlo el autor material de la estafa piramidal que afectó a unos 200.000 ahorradores que invirtieron en sellos de la filatélica, intervenida judicialmente en mayo de 2006.
Las penas más altas se imponen al expresidente de Afinsa, Juan Antonio Cano Cuevas (12 años y 10 meses) y a los exdirectivos: Albertino de Figueiredo (11 años), Carlos de Figueiredo (11 años y 11 meses). Vicente Martín Peña ( 11 años y 6 meses) y Emilio Ballester López ( 10 años y 3 meses). Estos cinco, junto con José Joaquín Abajo Quintana, son condenados a indemnizar en la cantidad de 2.574 millones de euros, de forma conjunta y solidaria, a los 190.022 titulares de los 269.570 contratos reconocidos por la administración concursal de Afinsa Bienes Tangibles SA.
El Tribunal ha dejado claro que existen pruebas suficientes para acusar a la cúpula de Afinsa de estafa dejando en evidencia que, desde comienzos de 1998 hasta el 9 de mayo de 2006, fecha de su intervención judicial, desarrollaron un negocio de captación masiva de dinero procedente de pequeños ahorradores. Eran pequeños ahorradores de clases medias, que seguían los consejos de los comerciales de la compañía, “ profesionales sobreintegrados en la subcultura de la organización, hasta el punto de atraer y hacer caer a familiares, amigos, vecinos y conocidos en la red especulativa tejida por los administradores de aquella”.
El ponente de la sentencia, Ramón Sáez argumenta cómo Afinsa era un negocio inviable, puesto que carecía de sentido económico. La falta de valor de los lotes de sellos en el mercado exterior, “único donde el bien puede ganar liquidez, hacía ilusoria la idea de que soportaban económicamente la inversión del cliente”. La filatelia de Afinsa, según concluye el Tribunal, tenía un ínfimo valor en el mercado, muy inferior al precio de venta y recompra que figuraba en los contratos.