El sistema educativo de Finlandia es referente mundial por su carácter universal y gratuito, por comprender las necesidades de cada niño y estimular sus capacidades y adaptarse a los problemas en el aprendizaje. Estas tres características se apoyan en dos pilares: un profesor muy formado y reconocido, y la lectura, cuya afición se sustenta por una gran red de bibliotecas públicas.
La ley establece que la educación es obligatoria y gratuita para todos los niños desde los 7 hasta los 16 años. El carácter gratuito incluye también los libros de texto y material escolar, además del almuerzo, según se informa en la Embajada de Finlandia en España.
La enseñanza debe impartirse cerca del hogar de cada niño. Los municipios son responsables de organizar y pagar el transporte de los niños que residan a más de cinco kilómetros de la escuela.
El bachillerato está destinado, en principio, a los adolescentes de 16 a 19 años. Pero si un adolescente después de la escuela primaria no desea cursar este enseñanza superior, puede optar por la formación profesional, que se imparte tanto en institutos como en centros de trabajo, donde se acordará un contrato de aprendizaje. La oferta comprende hasta 75 títulos profesionales, que tienen una duración de tres años y otorgan la competencia para continuar estudios superiores.
Por otra parte, las universidades en Finlandia pertenecen al estado, que aporta la mayor parte de la financiación, aunque por su funcionamiento son muy autónomas. Las escuelas superiores profesionales se caracterizan por su estrecha vinculación con el ámbito laboral.
El profesor debe especializarse en un área
El nivel educativo de los niños finlandeses ocupa los primeros puestos de los informes PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y las claves de ello son contar con muy buenos profesores y apoyar a todos los alumnos, especialmente a los que presentan más problemas.
Para Reijo Laukkanen, ex consejero de la Junta Nacional de Educación de Finlandia y ex consejero de la delegación permanente de Finlandia de la OCDE, el éxito de la educación en su país se basa en esos dos aspectos, según ha señalado.
«Tenemos muy buenos profesores y, además, a todos los estudiantes se les ofrecen las mismas posibilidades, apoyando de forma especial a aquellos niños que tienen problemas educativos para que puedan así seguir a los demás», ha explicado Laukkanen, que actualmente trabaja como profesor de política internacional de educación en la Universidad de Tampere (Finlandia).
Laukkanen ha aconsejado a los docentes españoles de Primaria que para lograr un modelo educativo similar al finlandés, que está demostrando conseguir excelentes resultados académicos, deberían seguir «un entrenamiento interno», es decir, «desarrollar las cualidades que les gustaría tener como pueden ser las manualidades, la informática o cualquier otro tema».
«No es importante que el profesor sea bueno en todas las áreas, sino que sea bueno en ciertas áreas», ha comentado.
Ha destacado la importancia de que todos los profesores estudien un máster, tengan «autonomía» en los centros y de que la sociedad valore la profesión del docente como en Finlandia, donde muchos jóvenes, con el apoyo de sus padres, eligen esa profesión. «El trabajo del profesor está tan valorado en Finlandia como la de un doctor», ha dicho.
Reijo Laukkanen ha opinado que en el primer o segundo año de la educación Primaria los escolares deberían saber leer, escribir y sumar; en Finlandia empezamos con 7 y 8 años y a esas edades ya deben «ser capaces de tener esas habilidades», ha comentado.