Julian Assange ha muerto de éxito. Durante su dilatada carrera ha recibido premios a la libertad de prensa como el Index on Censorship que concede la revista The Economist o el reconocimiento de su informe El Llanto de la Sangre, investigación que daba luz a multitud de asesinatos y desapariciones extrajudiciales en Kenia. WikiLeaks, su obra maestra, también obtenía la gratitud popular como herramienta para la información libre. Pero de un tiempo a esta parte el hacktivista es una sombra de lo que fue: cometiendo errores graves de contextualización histórica y al servicio de movimientos populistas.
El fundador de WikiLeaks nunca ha mostrado especial interés por España. Tampoco se supo que visitara el país o tuviese relación con alguno de sus políticos. El único vínculo conocido era por ser el defendido del exjuez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, en las causas penales que tiene pendientes con Suecia y Estados Unidos. Sin embargo, el pasado 31 de agosto, Assange publicaba un tuit en el que expresaba sus dudas sobre el aviso a los Mossos d’Esquadra sobre un potencial atentado terrorista en Las Ramblas: «La nota es sospechosa”.
La repercusión de su mensaje hizo precisar a El Periódico -medio que dio la exclusiva- que el documento no estaba redactado por la mismísima CIA, sino que se trataba del Centro Nacional Contra el Terrorismo (NCTC), del que la agencia de inteligencia estadounidense es miembro, junto con el FBI, NSA y otras organizaciones especializadas en materia antiterrorista. Assange ha manejado gran volumen de información clasificada y se le considera una verdadera autoridad en este campo.
Pero desde entonces Julian Assange se ha venido arriba. El pasado fin de semana, el hacktivista publicaba varios tuits pronunciándose respecto al referéndum ilegalizado por el Tribunal Constitucional, incluso algunos en perfecto catalán. La publicación más polémica decía: «España, esto no funcionará en Cataluña. El pueblo catalán tiene derecho a la autodeterminación. Los arrestos solo les unirán y les fortalecerán». Al que adjuntaba la foto icónica del hombre que se enfrentó a los tanques en la plaza de Tiananmén (Pekín, China).
Spain, this will not work in Catalonia. The Catalan people have a right to self-determination. Arrests only unify and strengthen them. pic.twitter.com/mRYBdRroHz
— Julian Assange 🔹 (@JulianAssange) 9 de septiembre de 2017
Miles de tuiteros, entre ellos el escritor y periodista Arturo Pérez-Reverte, comenzaron a reprobar el desconocimiento del fundador de WikiLeaks sobre el asunto, ya que comparaba la represión y masacre del régimen chino de finales de los 80 con las pretensiones secesionistas al margen de la legislación española de una parte de la población catalana. “Confundir a Assange con un analista político es como confundir a un ladrón de cuadros con un crítico de arte”, rezaba alguno de esos mensajes en redes sociales.
El asunto pasó de controvertido a cómico cuando el ciberactivista australiano siguió con sus mensajes y en uno de ellos confundió a Sancho Panza, escudero del célebre Don Quijote, con un tal “Pancho Sánchez”, que todavía no se sabe quién es. «Cataluña, al igual que Pancho Sánchez, no tolerará el abuso para siempre». Pero al darse cuenta del cachondeo que generó en las redes sociales, lo borró.
Un tipo que llama a Sancho Panza Pancho Sánchez está muy cualificado para pontificar sobre los problemas de España. pic.twitter.com/KrLbek2MfY
— Pastrana (@JosPastr) 10 de septiembre de 2017
El nombre de Julian Assange es sinónimo de polémica en los últimos años. Recluido en la Embajada de Ecuador en Londres por una acusación de violación en Suecia y por espionaje y traición en Estados Unidos, el hacktivista ha iniciado sendas relaciones con Marine Le Pen y Vladimir Putin. Ambos líderes con ideologías opuestas a la libertad de prensa y la justicia universal: valores que tiene por bandera su organización, WikiLeaks.
El presidente ruso le ha dado trabajo como redactor de su medio propagandístico Russia Today, donde Assange escribe sobre lo divino y lo humano, y también desde donde expresó su apoyo a la ultraderechista Le Pen en las últimas elecciones francesas. Asimismo, se le relaciona con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, ya que publicó antes de los comicios una multitud de correos electrónicos sobre Hillary Clinton que evidenciaban el trato de favor de varios periodistas sobre la candidata del Partido Demócrata.
Con dichos antecedentes, cabe preguntarse: ¿Qué intereses tiene Assange en publicar mensajes en catalán y haciendo demagogia sobre la situación política en Cataluña?