El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha puesto toda la maquinaria en marcha para una integración de Bankia, NovaGalicia y CatalunyaBanc que crearía un gran banco de entidades nacionalizadas bajo la supervisión de José Ignacio Goirigolzarri. Aunque antes intentará subastar por tercera vez la entidad catalana, que ya ha recibido ayudas por valor de más de 12.000 millones de euros, el Gobierno tiene totalmente activado dicho plan B, cuyo principal escollo es Bruselas.
Economía es consciente de las dificultades que entraña convencer a la Troika de que integrar tres entidades quebradas que el año pasado sufrieron unas pérdidas conjuntas de casi 40.000 millones de euros es una buena idea. Para llevar su estrategia a buen puerto, De Guindos quiere persuadir a las autoridades comunitarias de que la integración del trío de entidades en lo que podríamos denominar como un gran banco zombi no sólo será la vía más rápida para devolver las ayudas. También, por el camino, permitiría activar el crédito en España en cuanto las circunstancias lo permitan.
En definitiva, quiere vender a Bruselas la idea que la unificación de la gestión es la fórmula más efectiva para que las ayudas europeas no caigan en saco roto. Convertir Madrid en el centro de decisiones permitiría al Gobierno supervisar más y mejor la gestión. Una decisión que relegaría a Catalunya y Galicia al papel de meras demarcaciones comerciales y eliminaría, según el discurso de Economía, cualquier tentación política de intervenir por parte de la Generalitat y la Xunta de Galicia.
Un objetivo este último que ya estaría plenamente conseguido en el caso de CatalunyaBanc. Sin oposición alguna del gobierno catalán, el pasado viernes el Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB) confirmó que el expresidente de Cajasur, José Carlos Pla, será el nuevo presidente de CatalunyaBanc. Si se consigue vender el banco de forma inmediata, se le agradecerán los servicios prestados. Si no es así y el banco zombi sale adelante, Pla será una pieza clave en el nuevo entramado.
El nuevo hombre fuerte de CatalunyaBanc ha desarrollado gran parte de su carrera en el sector financiero en BBVA y es un hombre de la máxima confianza de Goirigolzarri. «El camino está preparado. Sólo así se entiende la salida de la presidencia de CatalunyaBanc de Adolf Todó, un hombre que había gestionado la entidad con la máxima ortodoxia pero que se ha topado con un imposible por la situación financiera del grupo», aseguran en fuentes del sector.
Reconocimiento de los problemas
Que el Gobierno haya activado el plan del banco zombi es una demostración de que la situación de las entidades nacionalizadas no sólo no ha mejorado, sino que ha ido a peor. De Guindos se ha visto obligado a dar marcha atrás en su negativa a poner más dinero en el banco catalán, que incluso después de traspasar activos malos al banco malo -Sareb- aún tiene una exposición inmobiliaria de unos 3.000 millones de euros.
El no del Estado hizo fracasar la última subasta celebrada en marzo. En apenas dos meses, la realidad ha demostrado que los potenciales compradores tenían razón y que la entidad heredera de Catalunya Caixa es una máquina de perder dinero.
Ahora, el Estado tendrá que inyectar entre 2.000 y 3.000 millones de euros para tapar la hemorragia inmobiliaria del banco. La cifra final dependerá de los activos que se traspasen a la Sareb y de la evolución de la cartera de crédito a inmigrantes y pymes cifrada en alrededor de 500 millones de euros que se está deteriorando a toda velocidad.
El riesgo evidente de que el agujero de la entidad se haga cada día más grande convierte la próxima subasta del banco en una gran incógnita. BBVA, Popular, Sabadell y Santander presentaron ofertas no vinculantes en marzo, pero se borraron enseguida a la vista de que el Gobierno no garantizaba la cobertura de las enormes pérdidas esperadas.
¿Y NovaGalicia? Si el nuevo intento de venta de CatalunyaBanc sale bien, el grupo gallego seguiría el mismo camino inmediatamente. Pero si hay que recurrir al plan B del banco zombi, la Xunta de Galicia sería mucho más beligerante que la Generalitat. Ni su presidente José María Castellano ni Alberto Núñez-Feijóo han tirado la toalla en su intento de capitalizar el grupo con la llega de inversores.
Pero, de momento, sus intentos han fracasado estrepitosamente, lo que justificaría la presión del Gobierno para dar entrada a la entidad en el hólding de bancos nacionalizados. Una opción apoyada por el mayor banco español, que paradójicamente era uno de los interesados en la entidad catalana en marzo. A finales de abril, antes de que fuera anunciada su salida, el ya ex consejero delegado de Banco Santander, Alfredo Sáenz, abogó por que sea Bankia quien coordine la gestión de CatalunyaBanc y Novagalicia Banco para que desaparezcan las dudas sobre estas dos últimas entidades.