“Desde el momento en que vivimos lo que era estar en Australia, quisimos compartir con todo el mundo nuestra experiencia. Decidimos echarles una mano para que ellos también pudiesen tener la oportunidad de vivir lo mismo”.
Hace cinco años Alberto llegó a Australia, para perfeccionar su inglés. Explica que su experiencia fue fantástica, como ese Erasmus que nunca tuvo. “Mi vida era estudiar inglés, trabajar en empleos bien pagados y pasarlo bien. Conocer muchísima gente, salir por la noche, ir a la playa, pescar, viajar por el país y disfrutar como nunca lo he hecho”.
El tema de los visados en Australia te permite elegir entre visa de turista, que sirve para visitar el país o visa de estudiante. Esta última te incluye un permiso de trabajo, el cual te da derecho a trabajar durante 20 horas semanales en tu período de estudios y hasta 40 horas en período vacacional.
Con el tiempo se dio cuenta de que mucha gente llegaba sin tener ni idea de por dónde empezar. “A mí me gustaba relacionarme con todo el mundo así que empecé a ayudar a la gente que llegaba. Empecé con las escuelas, con los visados, el alojamiento e incluso a buscar trabajo. Cada vez era más solicitado. Todo lo hacía sin ningún ánimo de lucro, me lo pasaba bien y me gustaba ayudar a los demás”, explica Alberto. En ese período conoció a Eduardo y juntos continuaron con la idea. Las escuelas empezaron a darles comisión por llevar estudiantes. Así se dieron cuenta de que estaban haciendo algo que les gustaba y les creaba una satisfacción personal al ver a la gente contenta.
Tras dos años de seguir conociendo cada rincón de Australia, de bucear con el gran tiburón blanco en Port Lincoln, de pescar en ríos con cocodrilos en la zona de Darwin, de los parques naturales, de la barrera de coral, de las grandes montañas… decidió regresar a Madrid. Allí se encontró de nuevo con Eduardo, que había creado su propia empresa: Australian Way. El objetivo era el mismo que tenían cuando estaban en Australia: ayudar a las personas para que puedan vivir la misma experiencia que realizaron ellos.
Así este madrileño de 32 años, con estudios en relaciones públicas, marketing, IT y diseño gráfico comparte su experiencia con los demás, ofreciendo un trato personalizado a todo aquel que quiera visitar Australia. Además debido a la cantidad de solicitudes recibidas han comenzado ampliar otros países como Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Reino Unido, Malta e incluso organizar viajes organizados para chavales más jóvenes. Este año darán el salto definitivo porque se instalan en Sydney, para poder atender personalmente a todos los estudiantes. Explica que montar un negocio en Australia no es nada fácil, tienes que cumplir una serie de requisitos y sobre todo mucho dinero. Por suerte ellos tienen un socio australiano, lo que les ha facilitado mucho las cosas.
Alberto cuenta que su ciudad favorita es Sydney por lo bien organizada que está, las muchas oportunidades que hay y el clima tan variado que tiene. “Es una ciudad magnífica, lo tiene todo. Australia es un país muy bien organizado con una atención al público excepcional de la cual tendríamos que aprender mucho los españoles. Respecto a la comida hay de todo, mucha variedad y de todos los países. El clima es estupendo, y la cultura australiana me encanta. La gente es muy educada y las ciudades son muy seguras. En general el australiano es una persona amable, siempre dispuesto a ayudarte y con buena voluntad. Son gente muy legal y de fiar”, explica Alberto.
Aunque asegura que “España es uno de los mejores países del mundo para vivir, si no fuese por la gran crisis que hay hoy en día”.