«Después de casi dos años, del duro trabajo, de abrir mi propia empresa, de aprender danés y de empezar un nuevo máster en la universidad, me da pena volver a España y empezar de cero otra vez. Así que estoy pensando en quedarme incluso aunque haya oposiciones en España».
Son las palabras de Esther. Una zaragozana que estudió filología hispánica. Después realizó el máster para opositar y ser profesora de Educación Secundaria. Pero las oposiciones no tenían expectativas de aparecer. Así que se fue.
En verano del 2012 llegaba a Copenhague. Se decantó por esa ciudad porque los países escandinavos le parecían una buena opción para encontrar trabajo. Además puedes desenvolverte en inglés sin problemas y existen cursos de danés gratuitos.
Su intención era trabajar como profesora de español, pero asegura que si no hablas danés es imposible. Empezó dando clases particulares mientras buscaba algo más serio. Tras seis meses de búsqueda (ella quería encontrar trabajo de lo suyo), y once horas a la semana de impartir clases de español, decidió abrir su propia empresa: Spanish Connection.
Explica que todo fue muy sencillo, a través de internet. «Es totalmente gratuito hasta que ganas 20.000 kr al año (3.000 euros aproximadamente). Al principio jamás pensé que ganaría eso, pero al final fue bastante bien y gané mucho más. Una vez que incrementas esa cantidad pagas unos impuestos del 42% sobre las ganancias, no es tanto como pensaba».
Esther enseña a particulares y empresas. Trabaja 16 horas a la semana e imparte también clases a través de ‘skype’. Además, gracias a la empresa, el Gobierno de Dinamarca le da una beca de 700 euros (450 con impuestos aplicados) para ir a la universidad. Esta beca se otorga a los extranjeros cuando trabajan más de 12 horas a la semana.
Su día a día es un no parar. La educación gratuita le permitió acceder a un segundo máster, al que asiste varios días a la semana. Se apuntó a clases de danés desde el principio, que ha tenido que dejar porque la universidad y el trabajo le quitaban mucho tiempo. Además es su propia jefa y la única empleada de la empresa.
Esther se ha encontrado con ciertas complicaciones al llegar al país. Cuenta que no es un lugar cómodo para vivir: «La comida es de muy mala calidad y muy cara. El verano no existe en este país, aunque me gustan los inviernos fríos cuando hay mucha nieve. Pero no es fácil acostumbrarse. La cultura es muy diferente y especial. Hay muchas cosas que chocan con los españoles, pero hay que adaptarse. Por otra parte, hay muchas comodidades: casi toda la burocracia se hace por internet, la educación es gratuita…».
Esta zaragozana asegura que es un país en el que es muy fácil estar aislado. «Puedes tener muchos amigos internacionales, pero es muy difícil tener amigos daneses. Estar aquí es un reto cada día. Hay muchas cosas que los daneses dan por sentadas y tú no tienes ni idea. No les gusta mucho explicar lo que ‘todo el mundo sabe’. No les gusta hablar de los problemas, solo les gusta hablar de las cosas que van bien. Así que tienes que hacerlo todo solo. Muchos españoles vienen y se vuelven después de un año, por una mala experiencia».
«Yo estoy bien aquí. No veo que la situación en España sea muy favorable como profesora. Pero si en cinco años mi situación en Dinamarca no mejora, quizá vuelva», explica Esther. Una emprendedora de 25 años que se fue al extranjero para poder trabajar en lo que quería.