Chile tiene aproximadamente 17 millones de habitantes. Y según explica María Luisa, una española en Chile, su capital «es tremenda, una ciudad moderna, con rascacielos, calles y aceras muy amplias. Tiene mucho tráfico pero se circula sin problema. Al ser tan grande también hay distintas zonas. El centro histórico, donde está la Catedral o la Casa de la Moneda está más descuidado, las edificaciones son más viejas, que no antiguas, apenas quedan restos de edificios de la época colonial. «
María Luisa y su marido Manolo dejaron Madrid en febrero del 2011. Manolo había conseguido trabajo como geólogo en una empresa noruega con sede en Santiago de Chile. María Luisa era procuradora pero sus ingresos no eran muy altos. El matrimonio, junto con uno de sus hijos emigraró a Chile dejando una ciudad y otro hijo en Madrid.
Después de dos años cuentan que se han adaptado con facilidad. Gracias a la simpatía y cercanía de la gente. De la ciudad cuentan que la contaminación se nota mucho, sobre todo en la suciedad de las casas y las calles. En cuanto a la seguridad, «durante el día puedes caminar tranquilamente, se ven parejas de carabineros (no el marisco, los policías) pero por la noche, en el centro hay que tener un poco de cuidado», explica María Luisa.
La diferencia de clases sociales se nota mucho. Hay una élite con bastante dinero. En la que estarían los extranjeros que tienen estudios y trabajan, y algunos chilenos. Pero la gran mayoría tienen un sueldo bastante bajo y viven en las afueras de Santiago. La clase media es casi inexistente.
El salario mínimo en Chile es de 300 euros. Pero el nivel de vida es más bajo. La comida, la ropa y zapatos (salvo marcas americanas) son mucho más asequibles. La educación y la sanidad también. Aunque ambas tienen que ser privadas para garantizar unos mínimos, porque la pública es muy deficiente.
En el Índice de Desarrollo Humano que realizan las Naciones Unidas y en el cual tienen en cuenta: sanidad, educación, y riqueza, Chile se sitúa en el número 36 de 144 países. Lo que supone una evolución muy positiva desde el año 2000.
En cuanto a las comunicaciones, hay cinco líneas de metro muy nuevas. Construidas por una empresa española. Manolo cuenta que los autobuses son otro cantar, ellos los llaman «micro». Tienen varias empresas que no se gastan dinero en mantenimiento, por lo que los autobuses son muy viejos y destartalados. También es fácil colarse y no pagar. Es común que vendan cosas, desde dedales, agujas, cepillos de dientes, CDs y pidan o canten.
El paro en Chile es del 5,8%. Y el paro juvenil (menores de 25 años) es del 15%. Mientras en España el paro es del 26,7% y el juvenil del 57,4%. María Luisa y Manolo aseguran que es fácil encontrar familias de españoles viviendo desde hace escasos años en Chile. Todos huyendo de la crisis de España.
La edad de jubilación en Chile se encuentra diferenciada por sexos, siendo la de los hombres de 65 años y la de las mujeres de 60. A pesar de eso tienen libertad para decidir cuándo se jubilan. Y de hecho, el promedio de edad de jubilación en las mujeres es de 64,6 años. Este aumento se debe al ‘bono por hijo’. Por el cual toda mujer que se jubilase a los 65 años obtendría un 10% de sus ingresos mínimos mensuales en 18 meses, por cada hijo nacido. Desde que se aprobó esta iniciativa en el año 2009, 7.000 mujeres se han jubilado a los 65 años. En el caso de los hombres el promedio de pensión está fijado en los 66,2. Cifra que se ha mantenido invariable desde 2004.
Santiago de Chile es considerada la segunda mejor ciudad para hacer negocios de América Latina. Y uno de los destinos favoritos de los españoles. Actualmente viven más de 50.000 españoles. Cifra que desde hace unos años crece con gran rapidez. Entre 2012 y 2013 más de 10.000 españoles pusieron rumbo al país andino.