Hace unos días el Boletín Oficial del Estado ha publicado la oferta de empleo público para 2015, la mayor de los últimos años.
Muchos, teniendo en cuenta las dificultades existentes para acceder a un empleo en nuestro país, estarán planteándose prepararse unas oposiciones para acceder a alguna de las 7.416 nuevas plazas de acceso incluidas en la oferta de este año. Las restantes 3.834, para sumar un total de 11.250, son de promoción interna.
El primer paso es elegir la oposición en la que se pueden tener mayores probabilidades de éxito teniendo en cuenta los estudios de cada uno y la competencia de candidatos en cada prueba de los distintos cuerpos de la Administración.
Después hay que comenzar una preparación metódica de este tipo de pruebas, que se prolonga durante meses o en muchos casos varios años.
Por último, una buena realización del examen es clave para conseguir el objetivo de convertirse en funcionario.
Los exámenes son un momento de gran tensión para los opositores. En ellos se juegan mucho y hay que evitar que los nervios puedan jugar una mala pasada. Se trata de poner en juego todo el trabajo que se ha realizado, a veces a lo largo de varios años.
Por ello, el Centro de Estudios Financieros (CEF), una escuela de negocios y centro preparador de oposiciones con sedes en Madrid, Barcelona y Valencia, ha elaborado un decálogo con diez consejos para afrontar de la mejor forma posible lo que en muchos casos se convierte en angustia de vivir un momento tan importante para quienes se han preparado una oposición durante meses años:
Motivación. Para aprobar una oposición es imprescindible mantener una elevada motivación y una actitud positiva. Hay que tener confianza en uno mismo y en el buen trabajo que se ha realizado anteriormente.
Descanso. Es recomendable llegar al examen lo más descansado posible. Dormir, aproximadamente, ocho horas antes del examen facilita afrontar en mejores condiciones las pruebas. El descanso ayudará a controlar el estado de ansiedad en los instantes previos a la gran cita.
Naturalidad. Hay que educar la mente para que el día del examen sea interpretado como uno más; especial, sin duda, por lo que está en juego, pero uno más. Si se afronta con naturalidad, todo será más fácil.
Concentración. Desde el primer momento el opositor debe estar concentrado. Se debe evitar a toda costa posibles perturbaciones en los momentos previos al examen y durante el mismo.
Repasos finales. Se debe acudir a las pruebas que planteen los preparadores antes del examen. Si se ha seguido escrupulosamente el plan de preparación y ha ido bien, ¿por qué cambiar esta rutina en el último momento?
Calidad frente a cantidad. La organización y el método producen más y mejores resultados que la improvisación. Las personas que aprueban una oposición no siempre son los que más han estudiado, sino los que mejor han hecho el examen.
Familiarizarse con el lugar. Conocer el lugar donde se va a realizar el examinar también es una ayuda. Es conveniente llegar, aproximadamente, 30 minutos antes de la hora convocada y familiarizarse con el escenario. Esto permite al cerebro sentirse más cómodo y concentrarse en lo que realmente importa.
Documentación. Debe dejarse preparada la víspera y en un lugar en el que no se vaya a quedar olvidada: DNI, resguardo de la instancia y útiles necesarios para el examen.
Aspecto exterior y vestimenta. Contrariamente a lo que pueda pensarse, los examinadores no van a analizar únicamente los conocimientos, sino que también van a fijarse en la persona. Por lo tanto, la presencia y el comportamiento han de tenerse en cuenta. Hay que plantearse el examen como una entrevista de trabajo y acudir con un aspecto presentable y una indumentaria apropiada.
Examen. Si al entregar el examen se está excesivamente nervioso, es preferible dedicar cinco minutos a hacer pequeños ejercicios de respiración y concentración.