El ingenio de los malos estudiantes es un factor que no decrece desde que el hombre es hombre, y el primero de ellos se enfrentó a un pupitre y a una prueba de conocimientos frente al papel en blanco.
Mientras que la preocupación actual de los docentes es el empleo de chuletas electrónicas, ya sea mediante auriculares ocultos o relojes espías, el empleo de chuletas clásicas ha acompañado a los estudiantes desde hace siglos, y tiene pinta de que la práctica goza de buena salud.
Desde bolígrafos de origen chino con un lateral desplegable para ocultar texto, hasta los últimos modelos de dispositivos de escucha a distancia para recibir »sabiduría» de un complice en el exterior, los métodos para copiar son muchos, y van apareciendo novedades cada día.
En diversos portales de Internet los alumnos poco aplicados pueden encontrar un surtido muestrario de artilugios y métodos para superar exámenes desconociendo la materia de la que tratan.
La materia del »copieteo» es de las pocas que dispara la solidaridad en las aulas, de manera que muchos difunden en los foros de estudiantes sus mejores métodos para aprobar sin dar »palo al agua» con la ilusión de que otros se vean beneficiados de ellos.
El software para crear chuletas perfectas
Entre las novedades de mayor éxito entre los malos estudiantes está el programa de edición de chuletas. Programas como Chuletas, Chuletator y otras variantes, prometen la mejor edición posible de las chuletas, consiguiendo poner el máximo contenido en el menor espacio posible, y manteniendo la capacidad de ser legible.
Llega la chuleta 2.0
Pero en un mundo tomado por la tecnología, en el que cada persona cuenta con un móvil de altas prestaciones, era cuestión de tiempo que los amigos de copiar adaptaran sus necesidades a los tiempos. Así que hoy día la estrella de los copiones son el Pinganillo y las Chuletas Electronicas, términos ambos que son marcas registradas en la categoría de Telecomunicaciones, propiedad de un señor llamado Eduardo Hernando de Liñan.
Esta persona vende sus productos a través de la web Pinganillo.es, en la que se puede adquirir lo más avanzado en chuleta electrónica, un LAR-21 PRO que se trata de dispositivo absolutamente ergonómico que se adapta totalmente al canal auditivo.Es invisible, no tiene antena, y la fuente de información del copió puede estar a cientos de kilómetros, ya que se puede conectar a un móvil.
El novamás del pinganillo cuenta además con un sistema anti interferencias GSM, para que nada interrumpa la labor de copiar. Claro que lo bueno se paga. El modelo avanzado de pinganillo roza los 1.000 euros de precio, y al fina puede que te pillen igualmente.
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Otra corriente de moda entre los artistas de la copia es el reloj espía, capaz de mostrar textos en diversos formatos, mediante una pantalla igual a la de un reloj digital, pero que además no despierta sospechas ya que su esfera no brilla. Aunque no siempre funciona.
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Estos dispositivos se venden en portales como Reloj Exámenes, una tienda online que ofrece lo mejor del mercado en esta matería, e incluso ofrecen un servicio de tutoría para que el usuario logre lo mejores resultados copiando con el invento.
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Además, en la misma web venden bolígrafos de tinta invisible, como los de las películas de espías de la Guerra Fría. Con estos bolígrafos uno llena de chuletas folios en blanco, y será invisible a ojos del examinador. Cuando se quiere leer el texto, basta con enfocar discretamente hacia la hoja la luz especial que el boli lleva incoporada en la zona del capuchón.