Según ha explicado este viernes la presidenta de la Fundació Jaume Bofill, Isabel Vilaseca, este proyecto –llamado Lecxit– une a un mentor con un alumno con dificultades lectoras hasta un máximo de tres años o hasta el final de la Primaria, y prevé llegar en dos años a 1.700 alumnos de la mano de casi 2.000 voluntarios.
En esta primera edición 600 profesores se han postulado como voluntarios, de entre ellos mayoritariamente docentes jubilados y estudiantes universitarios, han explicado.
Las sesiones de lectura se realizarán en el centro escolar de lunes a viernes, y cada estudiante tendrá una o dos sesiones de lectura a la semana, y además también se organizarán actividades grupales en torno a varios puntos puntos de interés.
La consellera de la Generalitat, Irene Rigau, ha pedido a los niños que agradezcan a los voluntarios «el regalo de su tiempo», y les ha explicado que el objetivo de este programa es que puedan aprender a leer bien y entener cada palabra.
«Encontraréis mejores trabajos y sabréis entenderos mejor con los otros», ha dicho Rigau, que les ha explicado que una vez se empieza a leer ya no se puede parar y que la Generalitat y la sociedad en general tienen una ofensiva para mejorar el rendimiento escolar de los alumnos.
Según los datos del estudio Pisa, uno de cada cinco niños de Primaria no alcanza las competencias lectoras básicas, y por otro lado, el 31% de los alumnos con alto rendimiento leen entre una y dos horas al día.