«La medida está bien y espero que haya venido para quedarse, pero sigo pensando que no debería suponer la merma de los presupuestos de las universidades, debería ser asumida por los gobiernos autonómicos y no por las universidades», ha indicado Fernández en una entrevista en RNE recogida por Europa Press. En caso de no ser así, ha expresado la voluntad de las universidades de «protestar muy decididamente».
Ha apuntado, asimismo, la posibilidad de que esa rebaja pueda afectar a «grados y másteres en su conjunto» y como medida «más de futuro» que se tenga en cuenta la renta familiar en el pago de las tasas.
En cuanto a las becas, Roberto Fernández ha insistido en cuestionar la puntuación del 5,5 exigida para poder acceder a las becas universitarias. «No estamos de acuerdo, vamos a exigir que sea del 5 y esperamos que el ministro sea sensible a ello para que muchos más estudiantes puedan acceder a las ayudas», ha indicado. También ha apostado por diferencias las becas para «ayudar a que los estudiantes de familias más desfavorecidas puedan ir a la universidad» de aquellas «por rendimiento académico».
Sobre la precariedad de los profesores asociados, ha recordado que «se están buscando soluciones» por entender que «se ha falseado una figura con gente joven muy preparada a la que hay que ofrecerle una salida». En esta dirección, se ha mostrado optimista en cuanto a la posibilidad de que «en los próximos meses» pueda haber una solución.
Por otra parte, el presidente de los Rectores se ha referido al impacto del conflicto catalán en las instituciones catalanas. «La universidad de Lleida no es más que un reflejo de la sociedad y aquello que pasa en la sociedad pasa en la comunidad universitaria», ha admitido Fernández.
En este sentido, ha admitido que «la vida académica se ha visto alterada por aquellos compañeros que han pensado en tenían que manifestarse en el uso legítimo de sus derechos», aunque ha precisado que la actividad «ha transcurrido en una cierta normalidad».
Ha eludido pronunciarse sobre el conflicto político pero ha incidido en la necesidad del diálogo. «Es importante que la mayúscula se ponga en la conciliación, los catalanes debemos hablar mucho más entre nosotros y hay que evitar el enfrentamiento de bloques, una posible »ulsterización» social y sentimental de Cataluña», ha concluido.