«Merkel y Sarkozy están planteando que la disciplina fiscal, a día de hoy, es simplememente indispensable. Para lograrlo, hay dos alternativas: bajar los gastos o subir los impuestos.
En países como España, con un sector público tan grande y con un sector privado tan endeudado, el ajuste solo se debería de producir por el lado del sector público, es decir, con austeridad, reducción del gasto y, quizás, copago. El sector privado no tiene margen, porque con más impuestos se lo acabarían de cargar.
Pero sucede que los políticos europeos, incluídos los españoles, no quieren bajar el gasto. Basta ver como ahora, en 2011, el presupuesto del Estado es solo un 3% menor que en 2009, que fue el año que más gastamos. Otro dato: en 2011 tuvimos un gasto nominal que ha sido un 15% mayor que 2007. Los únicos recortes que se han hecho han sido por la inflación.
Esta es la situación de España y Europa, mientras tanto, nos pide resultados inmediatos. Ante esta situación, lo más probable es que se acaben subiendo aquellos impuestos que tengan un efecto recaudatorio inmediato, como son el IVA y otros impuestos especiales al consumo. Creo que Rajoy subirá estos impuestos porque me parece que no va a acometer todo el ajuste que Europa le pide, y si no recorta, tendrá que subir los impuestos al consumo.
También hay otro factor que puede influir en la subida del IVA. Este factor es la demagogia política: probablemente se hablará de un «esfuerzo compartido» para que no todo el recorte venga de la reducción del gasto. Creo que se mantendrá el impuesto del patrimonio -cuando se debería de quitar- y hasta es posible que se imponga alguna clase de impuesto a los ricos, al estilo Sarkozy, cuando lo que habría que hacer es reducir más el gasto público, cuyos beneficiarios son la casta clientelista que se ha formado en torno al Estado».
Juan Ramón Rallo, miembro del Instituto Juan de Mariana y profesor de Economía en la Universidad Rey Juan Carlos.